Después de dos semanas de vacaciones, de diversión, viajes, descansos y excesos de comida y bebidas, es momento de volver a nuestras actividades como el trabajo y la escuela, pero también de retomar algunos hábitos saludables que nos ayudarán a bajar esos kilos de más y reducir un poco esa grasita que se acumuló en algunas partes del cuerpo.
En vacaciones - aunque duren poco - es casi normal descuidar la alimentación, ya que cambian nuestros hábitos, la pereza aparece y se presentan factores como las comidas a deshora y los excesos en bebidas dañinas para la salud.
Sin embargo, se pueden producir pequeñas pérdidas de peso simplemente mejorando algunas malas costumbres que hay en la mesa, en la cocina o a la hora de hacer las compras. En general, para que una dieta sea efectiva para perder peso, pero también sea segura, no puede ser demasiado estricta. Además, debe adaptarse algo a nuestros gustos, pues si no, será muy sencillo que no se cumpla y se acabe comiendo más de la cuenta.
Un punto importante y fundamental para perder peso es la reducción del consumo de azúcares y carbohidratos. Disminuirá el nivel de hambre, y en vez de quemar carbohidratos para obtener energía, el cuerpo comenzará a alimentarse de la grasa almacenada.
Otro beneficio de reducir los carbohidratos es que disminuye los niveles de insulina, lo que hace que los riñones eliminen el exceso de sodio y agua del cuerpo.
Con esta acción, no es raro perder algunos kilos en la primera semana evitando estos ingredientes.
Otro punto importante en la dieta es el consumo de proteína, como carne de pollo, cerdo, cordero, pescados y mariscos, salmón, trucha y camarón, así como huevo entero con la yema.
Es importante ingerir abundantes proteínas; sin embargo, no se debe exagerar su consumo.
Cada una de las comidas debe incluir una fuente de proteínas, una fuente de grasas y vegetales bajos en carbohidratos.
Una dieta basada principalmente en carne y verduras contiene toda la fibra, vitaminas y minerales necesarios para estar saludable.
Dentro de las verduras bajas en carbohidratos están el brócoli, coliflor, espinacas, tomates, col, repollo, acelgas, lechuga y pepino.
El consumo de grasas saludables es muy importante en una dieta, ya que, entre otras cosas, mejora los niveles de colesterol en la sangre, lo que ayuda a disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas y de diabetes tipo 2, proporciona energía y vitalidad al organismo. Los ácidos grasos omega 3 y 6 ayudan al crecimiento, pues protegen los tejidos, además de estimular las defensas del sistema inmunitario gracias a que contribuyen con la absorción de vitaminas, haciendo que el cuerpo sea menos vulnerable a virus y bacterias patógenas, y ayudando a reducir la presión arterial y el riesgo de latidos cardíacos irregulares, ya que estas grasas no se acumulan en las arterias.
Dentro de las grasas de origen vegetal, están las nueces, el aguacate y las almendras, el aceite de oliva, de girasol, de coco, de maíz, las aceitunas, avellanas, avena, cacahuate, espinacas, garbanzos, habas, lentejas, nueces, pistaches, semillas de lino y chía.
También están las de origen animal como el atún, la almeja, los huevos, las ostras, el queso, el salmón, la sardina y la trucha, entre otras.
Ahora bien, las dietas son importantes para vivir bien, sentirse vivo y mantener un estado de ánimo feliz. Una dieta casera y balanceada, llena de alimentos naturales, es la mejor opción.
Es importante abandonar el pensamiento de cumplir una dieta por determinado tiempo y luego volver a comer de forma poco saludable. Iniciar a comer sano como un estilo de vida, no solo para rebajar por un tiempo determinado. Las dietas no deben ser un sacrificio.