Tan polémicos como globales, los influencers son el mayor fenómeno de las redes sociales. Tienen miles o millones de seguidores, muestran sus vidas, promocionan productos, hablan de moda, ciencia, cocina, libros, ecología, computación, filósofa, viajes; cantan, bailan, actúan, enseñan, aconsejan, recomiendan y debaten.
“Influencer”, es uno de los anglicismos más utilizados en los últimos tiempos para denominar a las personas que generan tendencias en las redes sociales, son expertos en creación de contenidos, sobre todo en las redes más populares como Instagram, Tiktok y YouTube, donde logran la construcción de grandes comunidades de seguidores.
Muchos de ellos nacieron en el ciberespacio y otros provienen de los tradicionales medios masivos, y tienen una popularidad más de nicho, acotada a un segmento en particular, pero con una relación más intensa y cercana con su público. “Influyen” en sus seguidores por dedicarse a una temática o práctica en particular.
Según el informe digital de Hootsuite, reconocida plataforma para gestionar diferentes redes sociales, 1 de cada 3 personas sigue a un influencer.
¿Y por qué los siguen? El éxito de los influencers en las redes tiene varias razones, el interés en el contenido es fundamental, porque desde ahí se ofrece la satisfacción de alguna necesidad que tiene el seguidor. A esto se unen el deseo de pertenecer a una comunidad y la identificación con el líder de opinión.
Los influencers movilizan importantes cifras de audiencia, por eso las marcas los buscan para promover sus productos o servicios. Se convirtieron en verdaderas estrategias de marketing para las empresas cada vez que necesitan publicidad y promoción.
Lo que cuenta no son tanto los números que muestran, sino el engagement que generan con sus seguidores y que se mide por la cantidad de visualizaciones, likes o intercambios.
Los influencers, son personas comunes y corrientes, que más que famosas, van adquiriendo reconocimiento por temas o un tema en específico, creando historias para conectar con sus followers y compartiendo contenido referente a los temas que más dominan.
Tomando en cuenta estas características, surge el cuestionamiento: ¿cómo una persona que protagonizó un evento reprobable, puede llegar a denominarse o alcanzar el título de “influencer”?
La mañana del miércoles 3 de abril, se informó sobre la trágica ejecución de Vielka Pulido, una influencer que ganó fama en el 2018, cuando a través de un video, protagonizó un hecho lamentable al humillar a una compañera de la universidad.
#EnEsteMomento ????
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) April 3, 2024
En la Avenida San Judas Tadeo, cerca de la #CalzadaZavaleta, asesinaron a la influencer #VielkaPulido y a su pareja sentimental en un presunto ataque directo. pic.twitter.com/k3pmfivdRC
Fue en marzo del 2018, que a través de un video publicado en Instagram, el cual se “viralizó”, se observa a Vielka, discutiendo con una chica a quien le exige ponerse de rodillas para que le pida perdón, siendo desde entonces que Pulido empezó a ganar popularidad en redes sociales a través de sus videos en Instagram y TikTok.
El video muestra a la influencer Vielka Pulido en una discusión con otra persona, y en las imágenes se puede ver cómo obliga a otra mujer a arrodillarse y a pedirle perdón.????????????????????????
— Vanguardia (@vanguardiacom) April 4, 2024
video:????⬇️ pic.twitter.com/2bbKLfXyp8
De acuerdo con la revista Entreprenuer, para ser considerado como un influencer, es necesario tener al menos 1,000 seguidores en las redes sociales.
La palabra “viralizar” juega un papel protagónico en este caso en especial; dicha palabra significa que un contenido, sea una foto, meme o video, llegó a una gran cantidad de personas. Esto quiere decir que un público masivo vio el contenido, lo compartió en su perfil y a sus amigos, lo comentó o simplemente le dio un like.
Existen algunos elementos claves para entender este fenómeno.
Generan una emoción: es decir, son todos aquellos contenidos que provocan miedo, enojo, alegría, rosa, sorpresa, satisfacción, entre otras. Algo que tienen en común estos videos es que, al aparecer en la pantalla, despiertan de forma inmediata una emoción.
Reflejan una situación inusual: son contenidos sorprendentes que refuerzan el deseo de compartir, de comentar e incluso de aprobarlo o desaprobarlo.
Es contenido accesible y fácil de compartir: son tan breves y simples que al momento que son subidos a una red socia, se comparten de forma inmediata y casi sin pensarlo.
Está dirigido a una comunidad: lo cual significa que los contenidos virales no son para un nicho, sino que impactan en un gran número de personas porque los identifica, les resulta conocido, empatizan o desaprueban el contenido, lo cual los lleva a compartirlo.
Es a partir de este fenómeno de viralizar un contenido cuando, después de compartir un video que tenga un acto reprochable y pasada la emoción, los usuarios quedan involucrados en compartir y a partir de ahí, quedan enganchados y curiosos con la vida del protagonista o del afectado, accediendo a sus redes sociales y formar parte de su comunidad, considerándolo un “influencer”.