Volvió el estratega

Volvió el estratega

Las campañas a la gubernatura, diputaciones y presidencias municipales han iniciado oficialmente. Y digo oficialmente porque desde hace semanas todos los candidatos no han hecho otra cosa que hacer campaña, quesque respetando la ley, ¿o no?

 

Pero bueno, los grupos políticos están echando toda la carne al asador y todos o casi todos los que echan porras han tomado sus posiciones: unos aquí, otros allá, otros en lo oscurito y otros encubiertos con tal de que su candidato logre, por el momento, la ansiada primera posición en las encuestas.

 

Está bien, cada uno tiene su “corazoncito político” y si antes se desgañitaba defendiendo al PRI, hoy está convencido de las bondades de Morena. O bien, era panista y los golpes de la vida le hicieron comprender que más vale estar donde es mejor estimado, aunque sea en el bando contrario.

 

En este último caso está el famosísimo Marcelo García Almaguer que, desde tierras hidrocálidas, vino raudo y veloz para sumarse al morenista Alejandro Armenta y desplegar sus dotes como estratega político.

 

Sin embargo, esa decisión tomada por Marcelo le ha valido incontables reprimendas, críticas, señalamientos y hasta recordatorios familiares, porque ¡cómo es posible que García Almaguer, morenovallista de siempre y en teoría panista, ahora esté trabajando para el bando contrario!

 

Señores y señoras, no se asombren del cambio de mentalidad política de Marcelo García, porque además de que está en su derecho de cambiar de camiseta -como lo han hecho decenas de supuestos políticos- también tiene el antecedente de que en las filas del PAN, una vez desaparecido Rafael Moreno Valle, fue tratado con la punta del pie, nunca fue valorado, siempre fue blanco de chismes, intrigas y traiciones.

 

Sí, intrigas. Le comento uno de tantos casos. Cuando Marcelo García era no hace mucho diputado local, la persona que ocupaba la silla de la dirigencia estatal del PAN le hizo la vida imposible. Es más, esa persona quesque dirigente, odiaba tanto y enfermizamente a Marcelo que decidió expulsarlo del partido. Claro, gente del partido razonable, ecuánime y sensata se enteró de los planes maquiavélicos de “la persona” y puso a Marcelo sobre alerta. Resultado, el otrora morenovallista renunció al PAN antes de ser echado.

 

Nadie valoró al necesario Marcelo. Entonces, ¿por qué ahora las críticas a García Almaguer?

 

Por cierto, no mencionaremos el nombre de “la persona” que ocupó la silla de la dirigencia del PAN estatal, porque para todo quiere levantar denuncias, no porque le inventen calumnias, sino porque no le gustan las verdades. Ante ese tipo de gente, es mejor guardar silencio.