Faltan 62 días para las elecciones en México, las más grandes de la historia en las que los mexicanos tendrán que elegir un total de 20,375 cargos de elección popular que se repartirán entre los partidos políticos y algunos candidatos independientes. Desde hace unos años, en México se ha recurrido a las alianzas de partidos, también llamadas “coaliciones”.
Desde el 2021 en México la oposición, PAN, PRI y PRD, se caracteriza por aliarse en cada elección, pues se dieron cuenta de que era la mejor forma de vencer al oficialismo de Morena, quien también está aliado al Partido del Trabajo (PT) y al Verde Ecologista. Este es el panorama con el que ambos bandos se enfrentarán en las elecciones del 2024, aunque las coaliciones se remontan a mucho antes.
De igual forma, las coaliciones no se limitan a las alianzas durante las jornadas electorales, sino que tienen otras características, como compartir responsabilidades de gobierno y el desarrollo de políticas. Aunque esta es una práctica antigua, su resurgimiento en los últimos años ha causado que los ciudadanos desconfíen en las mismas debido a cómo se conforman.
Las coaliciones se definen como las alianzas que constituyen los partidos políticos para conseguir las mayorías necesarias, especialmente en los contextos donde las cámaras legislativas se conforman por varios partidos. Las coaliciones permiten a los partidos políticos asegurarse la mayoría en un Congreso, formar un gobierno o crear una alternativa en la que la oposición sea mayoría en el Legislativo.
Además, las coaliciones suelen ser efectivas durante los momentos electorales donde un sólo partido o alianza no es capaz de vencer al oficialismo debido a que este también está coaligado con otras fuerzas. En México los bandos están bien marcados actualmente, con PAN, PRI y PRD con sus variaciones en cada estado, frente a Morena, PT y Verde que tiene otros aliados en cada entidad.
Por lo anterior se determina que existen tres tipos de coaliciones: electorales, en las que sólo se alían en comicios; las de gobierno, donde los diferentes partidos convergen en ideas gubernamentales; y las legislativas, similares a las anteriores, pero transitando en el poder Legislativo, ya sea local o federal.
Las coaliciones en México cobraron mayor relevancia durante las elecciones de 1988, cuando se unieron los partidos PARM, PPS, PFCRN y PMS, inexistentes hoy en día, pero que en su momento apoyaron la candidatura presidencial del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. Si bien esa fue su candidatura más notable, postularon a otros cargos de elección popular sin mucho éxito.
No obstante, antes de eso también hubo coaliciones cuando el PRI era el partido hegemónico, pero que igual se aliaba con el PPS y el PARM. Fue hasta 1989 que se dieron las mayores divisiones del poder y empezaron a surgir los tres partidos que acaparaban el poder: PRI, PAN y PRD, ideológicamente distintos. Se disputaban el poder sin más oposición hasta que el panorama cambió en el 2000.
Ese año se dio la llamada “transición del poder”, cuando por fin ganó la oposición, en ese entonces con el PAN y Vicente Fox de la “Alianza por el cambio”. Dicha coalición estaba integrada por Acción Nacional y el Partido Verde, quienes ganaron y dejaron atrás a la izquierda de la “Alianza por México” del PRD, PT, Convergencia, PAS y PSN. El PRI, fiel a su estilo, seguía compitiendo solo a nivel federal.
Para el 2006 los papeles cambiaron y ahora fue el PAN el que compitió solo, pero el PRI se alió con el Verde, y la izquierda, abanderada por Andrés Manuel López Obrador, fue también en alianza con PRD, PT y Convergencia. En aquella ocasión la coalición no marcó la diferencia, ya que el PAN ganó con Felipe Calderón.
En las siguientes elecciones del 2012 las coaliciones volvieron, aunque en aquella ocasión sí que marcaron diferencia, ya que el PRI volvió al poder con Enrique Peña Nieto y Verde Ecologista, que le ganaron a AMLO con el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano, y al PAN que volvió a competir solo.
Ese sexenio también marcó una de las coaliciones más polémicas con el llamado “Pacto por México”, que fue una coalición parlamentaria en la que los partidos del oficialismo, PRI y Verde, se comprometían a trabajar junto al PAN y al PRD para darle prontitud a las reformas planteadas por el Ejecutivo. Con este pacto fue que se aprobaron reformas como la educativa, la energética y otras referentes a la economía nacional.
Para el 2018 nuevamente las coaliciones estuvieron presentes en todos los frentes, ya que los tres candidatos partidistas formaron una alianza. Morena fue con el PT y el PES, siendo los grandes ganadores con AMLO, ya que se llevaron la presidencia y las mayorías en ambas cámaras. Atrás quedó el PAN con MC y el PRD, y en tercer lugar estuvo el PRI con el Verde y Nueva Alianza.
De cara a las elecciones del 2 de junio, nuevamente se espera que las coaliciones sean determinantes, ya que son las dos grandes alianzas las que llevan la delantera para ganar en la mayoría de los espacios; sin embargo, este tipo de estrategias a las que los partidos recurren para ganar elecciones siembran duda en los electores por la ideología de los partidos que juntan.
Por ejemplo, en el 2021 se dio la entonces llamada coalición “Va por México”, del PAN, PRI y PRD, tres partidos ideológicamente distintos. El PAN es el partido de derecha más grande del país, mientras que el PRI se autodefine como de centro izquierda y el PRD es el que más tradición de izquierda tiene, pues con este se dieron los inicios de personajes como AMLO, Cárdenas o Marcelo Ebrard y Alejandro Encinas.
En el otro bando ocurre algo similar, ya que entre sus partidos está el Verde, que históricamente no ha tenido una ideología definida, toda vez que se alía con los partidos que tienen más oportunidades de ganar. En un momento estuvo con el PAN, luego con el PRI y ahora está con Morena. Este tipo de acciones justamente hace que los electores desconfíen de las coaliciones como proyectos que coinciden y sean vistos como alianzas meramente electorales.