Como si se tratara de Nietzsche, actualmente muchos apuntan a una aseveración contundente: El internet ha muerto. ¿Será cierto? Dicha teoría habla de que el contenido y el avance es promovido por el gobierno norteamericano, desde 2016, para controlar la narrativa y el rumbo del mundo a partir de todo lo que consumimos en nuestra realidad digital, día con día.
En su esencia, la Teoría del Internet Muerto plantea la idea de que la red ha entrado en un estado de estancamiento cultural y tecnológico, donde gran parte del contenido en línea estaría siendo generado por inteligencia artificial y personas pagadas (Comúnmente llamadas influencers). Esta noción, aunque de pronto parece real, carece de fundamentos sólidos y se enfrenta a la realidad dinámica y en constante evolución del internet.
Uno de los argumentos centrales de esta teoría es la supuesta desaparición repentina de usuarios en línea y la repetición constante de ciertos temas y noticias en plataformas como Facebook, Reddit y Twitter. A pesar de ello es importante recordar que la diversidad y la multiplicidad de voces en internet son una de sus características más distintivas. Desde influencers hasta usuarios anónimos, el internet es un escenario donde convergen una infinidad de perspectivas y opiniones.
La Teoría del Internet Muerto sugiere una evolución digital predeterminada, donde todo el contenido parece moverse hacia ciertos puntos específicos. Esta visión ampliamente lineal y determinista ignora la complejidad y la diversidad del panorama digital, donde emergen constantemente nuevas tendencias, memes y formas de expresión.
Es crucial entender que el internet es mucho más que la World Wide Web. Si bien esta última representa una parte significativa de la experiencia en línea y a la que todos, o casi todos, tenemos acceso, existen otros espacios, como la Dark Web y las redes privadas, que conforman el tejido digital en su totalidad.
Reducir el internet a solo un puñado de plataformas digitales es ignorar su vastedad y diversidad.
La Teoría del Internet Muerto también apunta hacia una supuesta manipulación de contenidos por parte de agencias gubernamentales y grandes corporaciones. Si bien es cierto que existen preocupaciones legítimas sobre la privacidad y la influencia de ciertos actores en línea, estas preocupaciones no justifican afirmaciones infundadas y conspiratorias sobre la muerte del internet.
La Teoría del Internet Muerto es una oportunidad que nos invita a reflexionar sobre cómo interactuamos y consumimos contenido en línea. Si bien es importante mantener un sentido crítico y cuestionar la veracidad de la información, también es crucial no caer en el abismo de la paranoia y la desconfianza, a pesar de que ciertas narrativas sean atractivas.
Como desde el día uno, en que este espacio fue concebido, les invito a que cuestionemos todos y cada uno de nuestros consumos, de cara a la construcción de entornos digitales seguros.
Hoy el internet, a pesar de lo que muchos vociferan, es un espacio vibrante y diverso, donde la creatividad, la innovación y el intercambio de ideas florecen constantemente.
En lugar de comprar narrativas como la de la teoría del internet muerto, construyamos un futuro donde la libertad y la autenticidad sean los pilares fundamentales de nuestra experiencia en la red, promoviendo siempre espacios pacíficos, a pesar de que estos se ubiquen en la virtualidad.
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