Medidas de seguridad para repartidores de Uber, desconocidas y además cuestan

Medidas de seguridad para repartidores de Uber, desconocidas y además cuestan

Foto: Imagen Poblana, Enfoque

El pasado 12 de marzo, Imagen Poblana evidenció cómo los repartidores de aplicación han carecido de apoyo en situaciones de emergencia por parte de las aplicaciones que los emplean, una de ellas es Uber. Esta empresa asegura que, contrario a lo que refieren los trabajadores, sí cuenta con funciones de seguridad para los deliverys, incluso para emergencias graves.

 

Noemy González, de la agencia de comunicación de Uber, remitió a este medio un correo con un documento adjunto, firmado por Cecilia Román, gerente de Comunicación de Seguridad de Uber México, en el que la empresa sostiene que brindan un seguro que cubre a los repartidores, sin costo, independientemente de su medio de transporte, ya sea por lesiones o muerte propia o de terceros. Además, ese documento también insta a cumplir reglas como el uso de casco, no distraerse mientras se trasladan y prevenir la fatiga por largas jornadas, además de conexión con el 911. Explica que también colaboran con la Cruz Roja y la organización “Reacciona por la Vida” para sensibilizar sobre las condiciones de los ciclistas y prevenir accidentes.

 

En el correo enviado, Noemy González aseguró que “estamos en la mejor disposición de construir un puente de comunicación con ustedes y ser sus aliados para cualquier solicitud de información (…) y que Uber está en la mejor disposición de revisar el caso de Jaime”, un repartidor que en Imagen Poblana externó abandono de parte de esa empresa.

 

Al establecer comunicación con Noemy González, manifestó que no está en condiciones de exponer a detalle el funcionamiento de las medidas de seguridad y cómo pueden acceder a ellos los deliverys. Al solicitar una entrevista con Cecilia Román para ahondar en la información proporcionada, esta fue negada, argumentando motivos de agenda.

 

Asimismo, mediante la comunicación telefónica, Noemy González, dijo que los repartidores no saben de los seguros porque ignoran información o por falta de canales de comunicación.

 

¿Qué tan cierto es esto?

 

Al preguntarle a otros repartidores sobre las medidas que Uber dice tener, afirman que desconocen esta información o, en su caso, no es como la empresa lo anuncia. Al igual que los otros repartidores, acusan que en casos de necesidad no hay un buen apoyo, aunque no es algo exclusivo de dicha plataforma, sino que pasa en otras que funcionan en Puebla, como la plataforma de Colombia, Rappi.

 

En primer lugar, Omar declaró que Uber no prioriza la seguridad de los deliverys, ya que es frecuente que manden a personas que, como él, se mueven en bicicleta por trayectos largos, incluso en vialidades de alta velocidad y riesgo. A esto se suma que hubo tarifas bajas entre diciembre y enero, cuando las entregas de más de un kilómetro apenas redituaban 10 pesos.

 

Sobre el seguro que la empresa dice que ofrece, detalló sí le llegó un correo para ofrecerlo, pero tiene un costo de 300 pesos mensuales con derecho a una consulta médica al mes, es decir, no es gratis como asegura Uber. Si bien reconoció que este es necesario, expresó que no puede costearlo y tampoco tiene tiempo de acudir directamente a la oficina, pues es tiempo que pierde de trabajo sin remuneración.

 

Otro contratiempo que ve en esto es que para ir a las oficinas y ser atendido es necesario agendar una cita a través de la aplicación, pero resulta tedioso y no siempre hay disponibilidad; además, como lo dijo, deja de generar ingresos.

 

“Somos trabajadores ‘independientes’, tenemos que sacar nuestros gastos. Por ejemplo, yo tengo familia y la mayoría de la gente acá la tiene. De los chavos que trabajan, sacan los gastos de su escuela o cualquier otra cosa. La verdad, tiempo para ir a la oficina no tenemos”, declaró.

 

 En suma, un problema más al que se enfrentan es el clima, que le suma más riesgo a la labor, toda vez que en época de lluvias muchos repartidores no trabajan y si le asignan un pedido, pero se complica por el tiempo, no es tan fácil que el área de soporte lo libere, incluso si argumenta los peligros de rodar en calles inundadas.

 

Acerca de las otras medidas que la aplicación pide, como una fotografía mostrando el uso de casco antes de conectarse, sostiene que no es del todo cierto, ya que sólo les piden la foto, pero si omiten el casco no le impiden la conexión. En cuanto a la revisión del portacelular, el estado de la bici o la portación de protecciones en brazos y rodillas, sólo deben “palomear” un par de casillas, pero nada los obliga a cumplir con dichos requisitos.

 

La empresa afirma que si una cuenta permanece 12 horas seguidas trabajando se desconectará automáticamente por un lapso de seis horas, a fin de evitar que los repartidores trabajen con fatiga y descansen. Nuevamente, Omar explicó que es algo que se cumple a medias.

 

Para que la pausa de seis horas se active, las 12 horas de trabajo deben cumplirse con el repartidor activo, es decir, mientras lleve un pedido. Detalló que pueden estar conectados más de 12 horas, pero si no les asignan entregas, el contador no se mueve y la aplicación les permite continuar. Al iniciar la entrevista, su contador marcaba 9 horas y 54 minutos disponibles con él conectado, pero al terminar, como no le cayó pedido, este no se movió.

 

Lo anterior, dijo, no sería problema si no es por casos donde hay “desafíos”, que son objetivos de entregas a cumplir en cierto lapso, pero que en ocasiones tardan demasiado entre un pedido y otro, por lo que pueden pasar más de 12 horas conectados y apenas cumplir con el desafío, aunque a veces no llegan a la meta.

 

También pasa en otras aplicaciones

 

Por su parte, David también es repartidor que se mueve en bicicleta, con cuentas en Uber y Rappi. En su experiencia, Uber es la aplicación más segura, ya que tienen mejores filtros para sus clientes y no envían trayectos tan largos, al mismo tiempo de que no lo mandan a zonas que son consideradas de riesgo.

 

No obstante, las medidas de seguridad que expone la empresa le resultan desconocidas, pues nunca se las enviaron por correo y la única ocasión en que acudió a las oficinas, debido a un bloqueo en su cuenta, no le informaron sobre la opción de un seguro gratuito durante las entregas.

 

Respecto a la verificación de sus protecciones, como el uso de casco, precisó que sí le piden la foto, pero puede no ponérselo y se la requieren cada tres o cuatro días y en las otras únicamente requiere “palomear” para activarse. Aun así, para él es la aplicación que mejor procura a los repartidores, pues en Rappi se vive un abandono total en situaciones de apremio.

 

Expuso que hace dos semanas sufrió un intento de asalto al atardecer, cuando cerca de Plaza Crystal un auto se le acercó y lo amenazó para despojarlo de sus pertenencias; sin embargo, opuso resistencia y los sujetos descendieron de la unidad para golpearlo. Si bien no le quitaron sus cosas, sí le dejaron heridas en la cara, cabeza y las costillas.

 

Lo anterior sucedió mientras iba a recoger un pedido con Rappi, por lo que pidió ayuda a la empresa, sin éxito. Llamó y se comunicó con el área de soporte, pero no recibió ningún tipo de ayuda más que la liberación del pedido, una “conexión” con el 911 que ni siquiera enlazó la llamada, más una suspensión de 30 minutos de la plataforma por incumplir con la entrega.

 

En otra ocasión, por un error de la empresa, un repartidor se llevó un paquete que le habían asignado a él, dejándolo con una deuda por “perder el pedido”, incluso si no fue su culpa y se debió a un error del sistema.

 

Si bien Rappi es ineficiente para atender a los “socios” repartidores, la usa porque es la que más le asigna pedidos, incluso si no cuenta con algún respaldo durante su jornada de trabajo.

 

Otros repartidores presentes durante la entrevista reconocen que el panorama es igual para todos, pues saben que en todo momento están expuestos a la inseguridad, un accidente o un mal trato de la gente, pero nunca tienen el respaldo de las empresas que los emplean, ya sea Uber, Rappi o Didi Food.

 

En la mochila de uno de ellos se puede ver la fotografía de quien presuntamente atropelló a Jesús Eduardo la noche del lunes 8 de marzo, un médico que, lejos de auxiliarlo, lo dio por muerto y huyó de la escena.

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