Para la mayoría de personas es evidente que el celular, la computadora o las consolas con conexión a internet se han convertido en una de las herramientas que más usamos a lo largo del día. Esto ha llevado a que se sea prácticamente impensable dejar estos dispositivos por todo un día, pues el apego a la tecnología se ha vuelto casi una adicción.
Es por esto que el 5 de marzo se celebra el Día Internacional de la Abstinencia Digital o de la Desconexión Digital, una fecha en la que se pretende recordar la importancia de desconectarse del mundo digital, aunque sea por un día. El objetivo no es simplemente dejar los aparatos por un día o unas horas, sino hacer énfasis en el equilibrio que se debe tener entre la tecnología y la vida diaria.
Es aquí donde surge el concepto de “desintoxicación digital”, una forma de dejar de lado el uso innecesario de las tecnologías, no sólo como algo momentáneo, sino como un nuevo estilo de vida más sano. Esto es algo a lo que muchas personas se ven orilladas cuando sienten que su vida va por mal camino debido al uso excesivo de conectividad.
Para la mayoría de las personas la primera actividad del día unos momentos después de despertar es revisar el celular, algo que se ha vuelto cotidiano, pero que tiene repercusiones reales para la salud. He ahí la importancia del detox digital, una tendencia que se refiere a disminuir sustancialmente el uso de aparatos electrónicos o, en su caso, eliminarlo por completo fuera de lo necesario.
El detox digital incluye la separación de todo tipo de dispositivos, desde celulares y tabletas electrónicas, hasta computadoras, consolas de videojuegos y televisión, pero también de aquellos que parecen inofensivos y edificantes, como el Kindle.
Lo que se busca es que se deje de lado la conexión con lo digital para ir por la conexión con el mundo físico y real, la familia, los amigos, la naturaleza y todo lo que nos rodea. Si bien este proceso suena saludable, requiere de mucha fuerza de voluntad y acompañamiento, ya que el uso de dispositivos se enraizó en la vida de las personas, por lo que no es fácil dejarlo de un día a otro.
Entre los múltiples beneficios que rodean a la desintoxicación digital, lo más notable es que se tiene una mejor capacidad de prestar atención a algo y no nos distraemos tan fácilmente. De igual forma, sentimos menos ansiedad y estrés, pero también vemos con más equilibrio en nuestras vidas, más relajados y con una mejor toma de decisiones.
Asimismo, al dejar de lado el uso excesivo de medios digitales se desarrollan mejores hábitos de sueño. Algo de lo más notable es que se tienen relaciones laborales e interpersonales más sanas, fuertes y, en términos generales, se tiene una vida más enfocada, productiva y en la que se da más relevancia al desarrollo de la vida personal.
Para empezar con la desintoxicación lo primero que se debe hacer es aceptar el problema y plantear cuál es el nuevo estilo de vida que se quiere formar. A partir de ahí, se puede empezar con objetivos cumplibles como establecer horarios de uso de dispositivos y configuración de los mismos para que se desactiven o limiten a una hora específica.
También hay medidas como desactivar las redes sociales o desinstalarlas de los celulares y apagar las notificaciones. Otra forma de empezar es salir de casa sin aparatos, a fin de despejar la mente y conectar con el entorno. Lo recomendable es iniciar una rutina de ejercicio o simplemente dar paseos, pero sin distractores. Por último, se pueden empezar actividades estimulantes y que incluyan la socialización para relacionarse mejor con las personas físicamente.
Es importante resaltar que no se trata de hacer que los electrónicos sean vistos como algo malo, ya que en realidad sí tienen una aplicación útil a la vida diaria, sino que se busca concientizar a la gente sobre los múltiples daños a la salud que tiene el uso excesivo e indiscriminado de dispositivos.
En la actualidad incluso ya existe una patología reconocida por el uso excesivo de tecnologías: el desorden de adicción al internet (IAD, por sus siglas en inglés), una enfermedad que se caracteriza por la dependencia al internet y a los dispositivos con conectividad a internet; no obstante, es sólo una de las pocas afecciones que ya se reconocen en torno a esta adicción, pero no la única.
Derivado de la conectividad desmedida se desarrollan problemas como depresión, aislamiento social, ansiedad y sedentarismo, así como trastornos del sueño, pérdida de la memoria, tensión ocular y conductas como la nomofobia, que es el miedo irracional a quedarse sin el celular en la mano, o el famoso “FOMO”, que en inglés significa “fear of missing out”, es decir, el miedo a perderse algo del entorno digital.
No obstante, uno de los más preocupantes es la pérdida de la capacidad de concentración, que es el resultado de los contenidos de corta duración a los que nos exponemos en el entorno digital. De acuerdo con la agencia NordVPN, en una semana los mexicanos pasamos hasta 89 horas revisando el internet, que es el equivalente a cuatro días. Lo anterior significa que cada día pasamos hasta 12.7 horas al día, lo que poco a poco va mermando en la capacidad de poner atención a algo específico.
Es por esto que resulta imprescindible tener una vida más equilibrada en donde los dispositivos digitales no queden completamente excluidos, sino que se usen con responsabilidad y sin caer en dependencia.