Un poco de conmiseración

Un poco de conmiseración

Debería mover a risa, tendría que ser motivo de burlas -y lo fue por parte de usuarios de redes sociales-, tendría que ser señalada de caer en el ridículo. Pero hay que tener un poco de conmiseración y, antes que señalarla, comprender que Paola Migoya es perseguida por la mala suerte política. ¡Pobrecita!

Mire que pedir ingreso a Morena, investirse como vocera y al otro día renunciar porque las críticas fueron acerbas, son motivos no solo para condolerse de la situación de esta señora, sino para desearle que alguna vez, solo una vez, por solo una campaña, logre algo, gane algo, no acabe con una imagen negativa.

Y es que aún recuerdo, cuando sucedió el helicopterazo en el que murieron Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle, que la señora Migoya, fiel a su estilo, señaló en tuiter, con palabras muy aventuradas, que un morenista con un alto cargo en el Estado era el responsable. Y no se diga las incontables críticas hacia el presidente López; pero cuando la señora se sumó a Morena, “desborró” esas críticas de su red social, como creyendo que los ciudadanos y electores no tienen memoria o que son pen… santes.

Insisto, pobre Paola Migoya. Ojalá que algún día encuentre la paz y logre ese cargo político largamente anhelado y nunca alcanzado.

De la otra señora “neomorenista”, Sandra Montalvo, priista de toda la vida, que hasta trabajó en el gobierno municipal o estatal -ya ni me acuerdo- de Mario Marín… ni vale la pena comentar.

 

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Lo que sí mueve a risa por completo es que columnistas al servicio de la 4T critiquen, minimicen y le encuentren todos los defectos a la “Marcha por la Democracia”, esa que según matemáticos también de la 4T solo tuvo 90,000 asistentes. Bueno, cuestión de enfoque.

Pero lo que sí es hilarante es que uno de esos columnistas, que no digo su nombre porque es mi amigo, ponga de relieve a “los poquitos” que se sumaron a la “Marcha”, pero en tres ciudades importantes de España, en Londres, la capital inglesa, y en Lisboa, capital portuguesa.

Y sí, los manifestantes en ciudades europeas fueron pocos comparados con los 700,000 del zócalo capitalino, según cifras de los organizadores. Sin embargo, lo que debería mover a la reflexión y prender focos rojos entre la 4T es que hasta en Europa hubo movimientos en contra del gobierno federal y las actitudes del presidente.

¿Cuándo se ha visto aquí en CDMX o en Monterrey o en Guadalajara que haya manifestaciones por el desaseado gobierno de España?, ¿o protestas por las porquerías de la realeza inglesa y la ineficiencia del gobierno británico?

¿Cuándo? ¡Nunca! Entonces, si el descontento en México contra su gobierno resuena hasta en Europa, quiere decir que verdaderamente algo anda mal. Es una lástima que “solo 90,000” quejosos se den cuenta de ello.

 

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Ponerse con Sansón a las patadas nunca termina bien. Y eso le está sucediendo a López Obrador con Estados Unidos.

Es asombrosa la respuesta del vecino del norte a los desplantes del gobernante mexicano, a las “veladas” muestras de repudio de AMLO hacia el principal socio comercial de México, un país en el que hay millones de migrantes mexicanos.

Resulta que López dio una entrevista a una periodista rusa y días después, en la Organización de Estados Americanos, México evitó sumarse a la condena contra Rusia por sus acciones militares en Ucrania.

¿Cuál fue el resultado? O, mejor dicho, ¿cuál fue la respuesta de EU? Al otro día el diario The New York Times, uno de los más influyentes a nivel mundial, avisa a AMLO la bomba que va a soltar sobre supuesto narcofinanciamiento en 2018. Y, supuestamente, ahora no solo él, sino también sus hijos.

Al parecer, a EU le puede más el alineamiento del gobierno mexicano con Rusia, que todo el fentanilo que pueda llegar desde México a la Unión Americana.

Solo eso nos faltaba, tener a EU como enemigo.