El síndrome de inhalación por humo es una afección provocada por la inhalación de gases y productos de combustión, que se produce debido a la exposición a más de 60 gases diferentes, los cuales pueden irritar la mucosa y causar quemaduras en las vías respiratorias, además de facilitar infecciones bacterianas. Este se convirtió en un tema de preocupación tras el trágico incendio que ocurrió en un edificio residencial en el barrio de Campanar de Valencia, España.
Los gases irritantes como el óxido nitroso, fenoles o amoniaco pueden causar irritación en las mucosas, causando síntomas como el lagrimeo de ojos, disfonía y ronquera. En casos más graves, pueden llegar a producir neumonitis química, lo que aumenta el riesgo de infecciones bacterianas.
Además de la irritación por los gases, las altas temperaturas que se generan durante un incendio pueden ocasionar quemaduras, por lo que los servicios de emergencias suelen aislar las vías respiratorias para prevenir la asfixia.
Entre los gases más peligrosos destacan el monóxido de carbono y el cianuro. El monóxido de carbono se une a la hemoglobina, impidiendo el transporte de oxígeno a los tejidos y provocando síntomas como cefalea, dolor torácico, náuseas, vómito y diarrea. Por otro lado, el cianuro es generado por la combustión de plásticos y puede provocar una rápida absorción e impedir la utilización de oxígeno por parte de las células.
Este tipo de intoxicaciones no solo ocurre en incendios, sino también en situaciones cotidianas, como el uso de braseros o calderas más adaptadas. Las partículas en suspensión como el hollín pueden depositarse en las vías respiratorias, aumentando el riesgo de neumonitis e infecciones respiratorias.