En el mundo existen múltiples formas de segregación, siendo las más comentadas la discriminación racial, por género, orientación sexual o por la apariencia física. Existe otra forma de exclusión que no es tan conocida, pero igual que las anteriores, atenta contra los derechos de quienes la sufren, haciéndolos esconderse por miedo al escrutinio y el rechazo: la discriminación lingüística.
Desde el año 2000, la Unesco instauró el Día Internacional de la Lengua Materna, que se celebra precisamente el 21 de febrero de cada año bajo la premisa de proteger y promover todos los idiomas que se hablan en el mundo. Si bien se hacen esfuerzos en este día u otros, la realidad es que la lengua que habla una persona todavía es motivo de vulneración para muchas personas.
¡Hoy es el #DíaDeLaLenguaMaterna!
— UNESCO en español ????️#Educación #Ciencia #Cultura (@UNESCO_es) February 21, 2024
Una oportunidad para reconocer la diversidad lingüística y cultural de nuestro mundo.
La educación en la lengua materna es esencial para el aprendizaje y la identidad de cada alumno.https://t.co/p2fylP0iw9 pic.twitter.com/GmgkpYi7D1
A pesar de que las leyes tratan de proteger a las lenguas originarias, la segregación con motivos de idioma es un atentado contra su conservación, ya que se obliga a un grupo, comúnmente minoritario, a desprenderse de su identidad para encajar en un modelo social que no los acepta con sus lenguas maternas.
La discriminación lingüística se refiere al hecho de que una persona sea tratada de manera desigual e injusta que el resto de un grupo solo por el idioma que habla, en especial si se trata de su lengua materna. Esta marginación se ve en diferentes áreas, ya que no solo se limita al trato que pueda ejercer una persona sobre otras, sino que puede ser un fenómeno estructural.
En la práctica esta discriminación se ve con burlas y humillación a quienes hablan una lengua diferente a la dominante, en la desigualdad salarial, la falta de acceso a servicios básicos porque no hay formas de comunicarse, el trato en la educación a las personas que hablan lenguas indígenas, o en el ámbito laboral con la obligación de hablar un idioma determinado.
Este tipo de marginación suele estar acompañada de estereotipos en torno a un grupo social históricamente desfavorecido, como pueblos indígenas o inmigrantes, quienes son blanco de burlas y discriminación por la lengua que hablan, el acento que tienen desde su nacimiento o la “mala pronunciación” que tienen al momento de intentar hablar otro idioma, como el inglés.
El 40% de las niñas y los niñas no reciben educación en su lengua materna.
— Naciones Unidas (@ONU_es) February 21, 2024
Esto dificulta enormemente su aprendizaje.
En el #DíaDeLaLenguaMaterna, ¡reclamemos el derecho a estudiar en una lengua que hablamos y entendemos!
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Otro de los efectos adversos de la discriminación lingüística se da con los dialectos regionales que no son directamente otra lengua. Esto es algo muy común en países como España, donde existen variaciones del castellano, como el catalán o gallego, que son vistos como una escala menor que el español hablado en el resto del país.
Todo lo anterior suele traer como resultado la imposición de una lengua sobre las lenguas que hablan las minorías, como las comunidades indígenas. Por ejemplo, en algunos países donde anteriormente existían múltiples culturas, cada una con su respectiva lengua, la llegada de conquistadores supuso la imposición de un idioma que hoy es el oficial, desplegando a las originarias con el paso de los años.
Quienes no se adaptan a esta nueva lengua se ven relegados en la escala social, no pueden recibir educación, no tienen acceso a oportunidades laborales y son excluidos de todo ámbito. En esta posición sólo tienen dos opciones: continuar bajo la misma situación o “adaptarse” a la lengua dominante, dejando atrás sus orígenes.
En este sentido, la discriminación lingüística es un factor que juega en contra de la conservación de las lenguas originarias, ya que los hablantes tienen que adoptar la nueva lengua dominante para no ser discriminados., afectando principalmente a las comunidades indígenas, las que suelen hablar lenguas minoritarias.
Quienes hablan una lengua que dista de la dominante tienden a desarrollar baja autoestima debido a las burlas y constantes humillaciones, además de que se esconden de hablar su lengua materna en público. A la larga esto trae que la lengua en cuestión se pierda con las nuevas generaciones, ya que padres y abuelos no la enseñan para evitar burlas en los menores.
Como consecuencia, las lenguas maternas tienen cada vez menos hablantes, y los pocos que quedan normalmente la entienden de manera limitada y la hablan con poca fluidez. Esto conlleva otra consecuencia, ya al perderse las lenguas también van desapareciendo también otras culturas con sus saberes ancestrales, tradiciones y costumbres que son reemplazadas por una única visión.