Discapacidad auditiva, un reto para la inclusión social en Puebla

Discapacidad auditiva, un reto para la inclusión social en Puebla

Foto: Freepik

Con la llegada de Gaby Bonilla al Sistema Estatal DIF, se inició una fuerte campaña para entregar auxiliares auditivos e implantes cocleares a las personas con alguna discapacidad auditiva, situación en la que se encuentran más de 35,000 poblanos; sin embargo, estas no son las únicas acciones para atender a este sector.

 

Según datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID), en México hay alrededor de 2.4 millones de personas con alguna discapacidad auditiva, lo que representa el 2% de la población total.

 

En el estado de Puebla, se estima que hay cerca de 35,500 personas que viven con esta condición, lo que implica un desafío para su integración social, educativa y laboral.

 

 

La discapacidad auditiva se define como la pérdida total o parcial de la capacidad de oír, que puede ser congénita (desde el nacimiento) o adquirida (después del nacimiento) por diversas causas, como enfermedades, accidentes, edad avanzada o exposición a ruidos intensos.

 

Esta discapacidad puede afectar el desarrollo del lenguaje, la comunicación, el aprendizaje y la autoestima de las personas que la padecen, así como limitar sus oportunidades de participación e inclusión en la sociedad.

 

Auxiliares auditivos y las diferencias entre ellos

 

Para atender las necesidades de las personas con discapacidad auditiva, existen diferentes opciones de apoyo, como los audífonos y los implantes cocleares, que son dispositivos que ayudan a mejorar la audición.

 

Los audífonos son aparatos electrónicos que se colocan en el oído y que amplifican los sonidos para que puedan ser detectados por el oído interno.

 

Los implantes cocleares son dispositivos que se implantan quirúrgicamente y que estimulan directamente el nervio auditivo, enviando señales al cerebro que se reconocen como sonidos.

 

Los audífonos y los implantes cocleares no restauran la audición normal, sino que proporcionan una sensación de sonido que puede ayudar a las personas a comprender el habla y otros sonidos del ambiente.

 

Sin embargo, estos dispositivos tienen un costo elevado, más aún los implantes, y no son accesibles para todas las personas que los necesitan.

 

Además, requieren de un seguimiento médico, una adaptación individual y una rehabilitación auditiva para su correcto funcionamiento, de ahí la importancia de los programas gubernamentales.

 

¿Qué otras acciones de inclusión se hacen en Puebla?

 

Por otra parte, existen otras formas de apoyar a las personas con discapacidad auditiva, como la enseñanza y el uso de la lengua de señas, que es un sistema de comunicación gestual y visual que tiene su propia estructura y gramática.

 

La lengua de señas permite a las personas sordas o con problemas de audición expresarse y relacionarse con otras personas, ya sean sordas o no.

 

También existen otros recursos, como los subtítulos, los intérpretes, los sistemas de amplificación de sonido o los dispositivos de alerta visual, que facilitan el acceso a la información y a los servicios públicos y privados.

 

En Puebla, se han ejecutado algunas acciones para promover la inclusión de las personas con discapacidad auditiva, como la entrega de aparatos auditivos y cirugías de implante coclear por parte del Sistema Estatal DIF.

 

Asimismo, existen cursos para la capacitación de personal en lengua de señas en instituciones educativas y de salud, que van de la mano con la creación de la Comisión de Jóvenes Sordos del Estado de Puebla (CJSEP) y de la sección juvenil de la Federación Mexicana de Sordos (Femesor).

Sin embargo, aún queda mucho por hacer para garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas con discapacidad auditiva, como lo establece la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU.

 

Es por ello que se requiere de una mayor sensibilización, difusión y respeto de la lengua de señas, así como de una mayor accesibilidad, adaptabilidad y calidad de los servicios de salud, educación, trabajo, transporte, comunicación y recreación para las personas sordas o con problemas de audición.

 

Asimismo, se necesita de una mayor participación e incidencia de las personas con discapacidad auditiva y sus organizaciones en la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas que les conciernen.

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