Cada día estamos expuestos a todo tipo de microorganismos y patógenos; la mayoría son inofensivos o producen enfermedades menores, pero en otros escenarios las afecciones resultan un peligro real que deriva inevitablemente en la muerte. Aunque la medicina avanza todo el tiempo, hay enfermedades que todavía resultan incurables y letales para los humanos, por lo que adquirirlas es una sentencia de muerte.
Existen afecciones cuya tasa de mortalidad está por encima del 90 o 95 %, suelen ser las más raras y que se dan bajo condiciones específicas o en ambientes determinados. He aquí un recuento de aquellas afecciones con las tasas de letalidad más altas en todo el mundo.
Rabia
En primer lugar está el virus de la rabia con una tasa de letalidad del 99 %; una enfermedad zoonótica, es decir, la transmiten los animales a los humanos, principalmente los mamíferos como murciélagos, perros y gatos mediante su saliva. La rabia se considera extinta en algunos países, pero siempre es latente e igualmente prevenible con vacunas.
Sus síntomas no son visibles inmediatamente después de que un animal rabioso mordió, sino que el virus incuba dos o tres meses, aunque se han registrado casos en los que la enfermedad tarda años en surgir. Al entrar al organismo, el virus se traslada lentamente del lugar de la mordida hasta el cerebro, hasta 3 mm por hora.
Sus síntomas son la pérdida de sensibilidad, alucinaciones, hidrofobia (fobia al agua), fotofobia (miedo a la luz), aerofobia (fobia al aire), furia extrema y la muerte por paro cardiorrespiratorio. Hubo el caso de una mujer, Jeanna Giese, quien sobrevivió por un tratamiento experimental llamado “Protocolo de Milwaukee”, en el que solo le indujeron el coma hasta que su cuerpo eliminara el virus. Fue exitoso, pero nunca más se tuvo el mismo resultado con este tratamiento.
Meningoencefalitis amebiana primaria
La meningoencefalitis amebiana primaria, o naegleriasis, es una enfermedad causada por la ameba Naegleria fowleri, llamada comúnmente “ameba come cerebros”. Tiene fama de ser mortífera debido a que termina en muerte en el 97 % de los casos, según el Centro de Control de Enfermedades (CDC en inglés), con los 151 casos registrados de 1962 al 2020, lo que también la hace rara.
Para ser infectados es necesario que esta entre por la nariz a través del agua, y una vez dentro, se dirige al cerebro donde comienza a alimentarse de sus células. La infección no se da por ingesta, ya que la naegleria no sobrevive al ambiente de los jugos gástricos y tampoco de persona a persona.
Los síntomas son fiebre, dolor de cabeza, pérdida del gusto y olfato, y vómitos. Cuando avanza sigue la rigidez muscular, convulsiones, dolor intratable y, finalmente, fallo multisistémico que lleva a la muerte. Para tratarla se usa anfotericina B, un fungicida que tiene efectos secundarios graves, por lo que se mezcla con otros fármacos como fluconazol, azitromicina y dexametasona, entre otros, que no garantizan curarla.
Encefalopatía por priones
Los priones son proteínas celulares alteradas mal plegadas que son capaces de transmitir su condición a las proteínas sanas. Las enfermedades que estas causan se llaman encefalopatías, siendo la más grave la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, un trastorno neurodegenerativo cuya tasa de muerte está por encima del 90 %.
Dicha encefalopatía priónica ataca al sistema nervioso central y se presenta con deterioro cerebral, pérdida de la memoria, cambio de personalidad, falta de coordinación e incapacidad visual. Conforme los síntomas avanzan el deterioro se hace más y más latente, por lo que al final la víctima entra en coma y la muerte.
Puede darse de manera hereditaria, por ingesta de carne de res contaminada (los priones producen la llamada “enfermedad de las vacas locas”), o esporádicamente. Como muchas otras en la lista, la encefalopatía priónica no tiene cura y ni siquiera se puede diagnosticar con certeza, ya que puede incubar por años o décadas.
Tripanosomiasis africana
La tripanosomiasis africana es una enfermedad casi exclusiva de regiones de la África subsahariana, donde no se tiene mucha infraestructura médica y las tasas de mortalidad se elevan al 100 % en los casos no tratados. La también llamada “enfermedad del sueño” es transmitida por picadura de moscas tse-tsé, que al picar pasan un parásito protozoo del género Trypanosoma, y estas a su vez lo contraen de animales infectados.
Los parásitos se reproducen debajo de la piel, en la sangre y los nódulos linfáticos, provocando fiebre y dolores articulares como principales síntomas. La siguiente fase de la enfermedad lleva a los peores momentos, pues es cuando se traslada al sistema nervioso central, afectado la coordinación, cambios de comportamiento, incluidos los ciclos del sueño, y provocando trastornos sensoriales.
Al final, si no se trata, no hay más escapatoria que la muerte, y lo que la hace más mortal es que las zonas donde se da normalmente son poblaciones rurales sin acceso a servicios médicos ni diagnóstico oportuno.