El “más peor” de la 4T

El “más peor” de la 4T

Si hay algún miembro de la 4T que sea repudiado por sus propios “compas”; que tenga una imagen igual o peor a Sanjuana Martínez; que sea señalado como lo es Ignacio Ovalle de Segalmex; que sea más prevaricador que la desequilibrada Otilia, alcaldesa de Chilpancingo; en fin, si hay alguien peor ese es Jenaro Villamil, hasta hace dos días presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), que concentra o regentea canales de televisión que pasaron de ser culturales a canales de adoctrinamiento “cuatroterista”.

 

Y es que Jenaro Villamil concluyó su gestión de cinco años al frente del organismo sin interés de la mayoría morenista en someter a votación su ratificación. Y no es que los diputados hayan sido groseros y desatentos con Villamil, sino que las tropelías, desfalcos, corrupción e ineficiencia -todo documentado- son tan contundentes que hasta los legisladores de la 4T tuvieron pena de ratificar a semejante individuo. Pero este desdén hacia el otrora jefe del SPR tiene su origen en Palacio Nacional, porque los diputados morenistas no actúan movidos por convicciones, sino por conveniencias y, peor, por órdenes superiores.

 

A qué grado de bellaquería habrá llegado Jenaro Villamil, que en la Plataforma Nacional de Transparencia hasta fines del año pasado había 15 observaciones del SPR, las cuales permanecen pendientes de solventar.

 

Jenaro Villamil, el “más peor” de la 4T.

 

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Las candidatas presidenciales están empezando a romper todos los esquemas. Las dos, Gálvez y Sheinbaum, parece que se pusieron de acuerdo (o una copió a la otra) para ir a visitar al papa Francisco y recibir la bendición.

 

No está mal desde el punto de vista electoral: en estos días de tanto desdén hacia la iglesia, que una candidata busque congraciarse con el jefe del catolicismo es casi echarse a los católicos a la bolsa.

 

El beneficio electoral se magnifica si una candidata siempre fue católica, lo declaró y lo profesó. Pero si esa aspirante presidencial siempre fue omisa con la fe y hasta la despreció y ahora se le ocurre que necesita la bendición del papa, entonces la estrategia puede ser contraproducente.

 

Por cierto, no hay personaje político de izquierda que no critique el viaje de Xóchitl Gálvez a EU y España. La señalan porque unos porros le gritaron improperios, se burlan de que no logró reunión con determinados personajes, se ríen de ella hasta por su manera de hablar inglés.


Me parece que son exageradas esas críticas, salvo por esa foto de Xóchitl con Felipe Calderón. ¿A estas alturas, a punto de iniciar las campañas, puede servir de algo visitar a un expresidente de muy triste memoria?

 

Así como Claudia Sheinbaum es criticada porque no tiene voluntad propia y hace lo que el presidente le dicta, con Xóchitl sucede exactamente lo contrario: no hay quién le oriente y aconseje.

 

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El presidente López Obrador ya publicó otro libro intitulado “¡Gracias!” y tiene la increíble cantidad de 598 páginas. No podría decir que es muy interesante o que es más de lo que se escucha en las mañaneras, porque no lo he leído. Ni tengo intención de hacerlo.

 

Sin embargo, hay algo que llama poderosamente la atención y que casi nadie comentará: ¿un presidente de un país como México, que está sumido en espantosos problemas, puede tener el tiempo para escribir un libro y alcanzar las 598 páginas?

 

Un escritor experimentado, que se dedica al cien por ciento a crear su obra literaria, que tiene como disciplina sentarse a escribir a diario y con un horario definido y cuyo resultado final es un libro que se vende muy bien porque es interesante, un escritor así tardaría un año o más es terminar su obra.

 

Hay que admirar a AMLO, pues tiene la capacidad de gobernar un país en llamas y a la vez sentarse a escribir un libro. ¿O será verdad cuando las lenguas maledicentes afirman que AMLO solo da su mañanera y después a disfrutar la vida?

 

Me parecen aventuradas esas lenguas maledicentes, prefiero la teoría del “escritor fantasma”…