Un repaso por el origen y la historia de los condones

Un repaso por el origen y la historia de los condones

Foto: Freepik

En México todavía se considera un tema tabú hablar sobre todo lo necesario para tener sexo seguro, especialmente entre los jóvenes que, de acuerdo al Consejo Nacional de Población, inician su vida sexual entre los 15 y los 19 años. Esto provoca que al iniciarse conozcan los métodos anticonceptivos que sirven no sólo evitan embarazos, sino también enfermedades y salvan vidas.

 

Es por esto que el 13 de febrero del 2012 se instauró el Día Internacional del Condón o Preservativo, como una iniciativa de la Fundación para el Cuidado del SIDA. El objetivo principal de esta efeméride es llamar al uso de estos métodos para una vida sexual sana, sin embarazos no deseados ni enfermedades de transmisión sexual (ETS), todo al margen del Día del Amor y la Amistad.

 

Si bien la población adulta y sexualmente activa sabe qué es un condón y para qué sirve, muchos desconocen cuál es la historia que llevan detrás y cómo ha sido su evolución a lo largo de los años, que incluye una larga variedad de preservativos peculiares para mayor goce.

 

El origen de los condones

 

No, los condones no son una invención de hace unas décadas, ya que la primera ocasión que se les vio fue hace varios siglos y ya cumplían con las mismas funciones, que es impedir embarazos o enfermedades. Lo que sí es nuevo son las formas y materiales con que se hacen, ya que antes se usaban materiales poco convencionales y hasta partes de animales.

 

Hay quienes afirman que los primeros registros de condones son de 100 o 200 años a.C. en las pinturas rupestres de Combarelle, ubicadas en una cueva en Francia, pero otros especialistas señalan que solamente se muestra la ilustración más antigua de coito entre hombres y mujeres, por lo que no hay consenso.

 

Otras teorías sitúan al condón con los antiguos egipcios 1,000 años a.C., ya que en el papiro de “el Faiyun” había registros de que usaban artefactos llamados pesarios para corregir la dirección de la matriz, pero también se cree que empleaban excremento de animales y hasta miel. De igual forma, se cree que ponían tela sobre el pene o, según la leyenda de Minos, vejigas de pescado o cabra para evitar el paso del semen.

 

En la misma cultura, estos seguían haciéndose pero ahora con lino empapado con aceite de oliva, todo amarrado con una cuerda alrededor de la cintura. Esto se dio cerca de 1300 a.C. y, presuntamente, la gente los usaba por color de acuerdo a su estrato social.

 

Para el siglo XVI se dio una gran epidemia de sífilis en toda Europa, por lo que el italiano Gabrielle Fallopio confeccionó nuevamente un condón hecho de lino que se ajustaba al glande y evitaba las infecciones, pero sin pensarlo así, también prevenía embarazos. En el siglo XVII, en Inglaterra en el castillo de Dudley se encontraron condones que se cree le pertenecía al rey Carlos I y estaban hechos con vísceras de pescado.

 

En ninguno de los casos tenían el nombre universal, pues en Inglaterra se llamaban “gorras inglesas”, mientras que en otros sitios no había nombres especiales. Una teoría es que el doctor del rey Carlos II de Inglaterra se llamaba Comdom y era el encargado de hacerle sus condones con tripas de pescado para que no tuviera hijos ilegítimos. También se dice que viene de la palabra en latín “condus”, que significa “receptáculo”.

 

En 1861 había periódicos del New York Times en los que se anunciaban ya como condones del doctor Power, un francés que también los fabricaba. Esta propaganda fue retirada en 1973 por una ley que estaba en contra del control natal por atentar contra los valores cristianos.

 

Durante esa década en Estados Unidos tuvieron origen los condones con la forma más cercana a la que se usa hoy. Charles Goodyear se encargó de crearlos con caucho y azufre, pues al calentarlos y combinarlos obtuvo un material que se podía moldear mejor y era más elástico y no se rompía con tanta facilidad. Por lo mismo, era mucho más caro y quienes lo podían comprar solían lavarlos y volver a usarlo.

 

Entre 1920 y 1930 fue que empezaron a surgir los condones ya hechos de látex, el material que se volvió el predilecto hasta nuestros días gracias a su elasticidad, durabilidad y protección para evitar contagios de ETS y embarazos no planeados. Desde ese entonces se podían estirar hasta ocho veces su tamaño original y eran producidos en masa, por lo que más personas lo tuvieron a su alcance.

 

Para este momento eran pensados principalmente para hombres, por lo que en 1992 la Compañía de Salud Femenina lanzó su creación, el condón femenino en el Reino Unido. Este fue ideado desde 1985 por Erik y Bente Gregersen, un matrimonio danés que promovía los cuidados contra el SIDA y el uso de métodos anticonceptivos que no fueran exclusivos para hombres.

 

Con el paso de los años su hechura fue cambiando y hoy son sustancialmente más delgados, con lo que permiten tener experiencias más placenteras sin comprometer su objetivo, que es evitar la transmisión de enfermedades y el control natal. Es por esto que en nuestro país tanto el condón femenino como el masculino son el segundo método anticonceptivo más usado.

 

Aunque para muchos sigue siendo un sinónimo de incomodidad, la realidad es que los condones más nuevos se hacen pensando en el placer de la gente y cuentan con características muy particulares. Por ejemplo, las compañías farmacéuticas han ideado condones con sabores y aromas como marihuana, tocino, chocolate, frutos rojos y hasta de bebidas alcohólicas, así como aquellos que brillan en la oscuridad.

 

 

Pensando en quienes les gusta llevar la fiesta por otros medios, fabricantes como Prudence también lanzaron sus propios condones para dedos, especiales para las personas que les gusta la estimulación manual. En este sentido, también los hay texturizados, es decir, incluyen diseños con puntas y estrías para mayor placer al momento de la penetración.

 

En Amsterdam, Países Bajos, existe una de las pocas tiendas especializadas en la venta de condones, no una sex shop normal, sino sólo de condones. Ahí los hay de todas las formas y texturas imaginables, desde elefantes hasta unicornios, manos y conejos. También tienen ilustraciones distintivas, como uno con la cara del astro del futbol, Lionel Messi.

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