En un intento por no perder más espectadores, la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas anunció que para el 2026 la entrega de los premios Oscar tendrá una nueva categoría, la de mejor casting. Aunque esta nueva estatuilla suene poco convencional, no es la primera ocasión en que se hace un cambio en estos premios, que desde hace años batallan por no perder más rating en televisión.
Todas las películas estrenadas a partir del 2025 podrán optar al premio por “mejor dirección de casting”, que en pocas palabras, se refiere al trabajo para seleccionar a los perfiles actorales idóneos para un proyecto. En abril del 2025 se darán a conocer los lineamientos para aspirar al premio y, con esto, los Oscar pasarán de entregar 23 premios a 24.
El argumento principal de la academia es que con esto se hará un reconocimiento a las personas que hacen esta labor y de la que poco se habla cuando se premia a una película. Sin embargo, también se puede leer como un último esfuerzo por parte de la academia para que la gente regrese a ver la ceremonia que no ha hecho más que perder espectadores.
Otros cambios en la historia de los premios
Para cuando se lleve a cabo la primera entrega al mejor casting, la inclusión de este nuevo será la primera en 24 años, ya que no se añadían desde el 2001. En ese entonces se agregó uno de los premios que hoy generan más expectativa, el de mejor película animada que ganó “Shrek”, de Dreamworks, aunque hoy en día la categoría es dominada por Disney.
Y es que el aumento de galardones ha sido una constante para reconocer a todos los involucrados en los proyectos, pero también para atraer a más personas. Al principio sólo existían 12 categorías en la primera edición de 1929, que incluían la de película, actor y actriz o guiones, pero con el paso de los años se agregaron las que abarcan aspectos técnicos, como edición de sonido o efectos especiales.
De igual forma, se ha hecho más grande la capacidad del evento para que asistan todo tipo de estrellas, incluso aquellas que ni siquiera reciben una nominación. En la edición de 1929 apenas se recibió a 270 invitados, limitándose a los invitados. Hoy en día es común ver a celebridades de todos los rincones del mundo que asisten únicamente para presentar los premios.
Entre estas se ha visto a la mexicana Eiza González, al icónico Michael J. Fox, protagonista de “Volver al futuro”. Esto se hace para llamar la atención del público de otros países o a los fans de las sagas más clásicas.
Otra parte importante de la ceremonia son los presentadores, figuras que se dedican a la conducción de programas altamente vistos que van a la ceremonia para amenizar el espectáculo, pero también para hacerlo más llamativo. Al principio solo iban figuras reconocidas, como Billy Crystal, Whoopi Goldberg o Bob Hope, pero en años recientes estuvieron famosos como Jimmy Kimmel, Hugh Jackman o Kevin Hart.
En ocasiones se roban el espectáculo, como lo ocurrido en 2022, cuando Will Smith golpeó a Chris Rock por una broma sobre su esposa. También hacen actos como salir en ropa interior, lo que se vio el 2015 con Neil Patrick Harris. Usar a famosos no siempre resulta favorable, ya que a veces estos son antipáticos y no abonan al show, como James Franco en 2011.
Una de las modificaciones más recientes que se han hecho para incluir a más películas que hayan tenido fama internacional, es la apertura a aquellas producidas por plataformas de streaming como Netflix. La gota que derramó el vaso fue la nominación a mejor película para “Okja”, hecha por Netflix que no tuvo estreno comercial más que en algunas salas y festivales.
Los más conservadores se oponían a nominar a estas películas por no llegar a todas las salas, pero luego cedieron y se puso como regla que debían verse al menos en cierto número de cines de Estados Unidos. En las últimas nominaciones se ha visto con frecuencia se ve a las que son hechas por plataformas digitales.
Ante lo que muchos consideran una saturación de entregas, en 2022 la academia determinó que ocho premios se otorgarían fuera de la transmisión televisiva, para hacer que el tiempo al aire sea menor y los fans no se aburran con premios de poco interés. Esto pareció ser una buena idea, porque en 2023 se volvió a hacer, aunque algunos lo consideraron una falta de respeto a los ganadores.
Luchando por no perder más espectadores
En el mundo del cine, los premios Oscar siempre fueron el evento más visto, casi llegando a niveles de audiencia del Super Bowl, pero eso quedó atrás. El punto más alto de audiencia se dio en 1998, cuando 55 millones de personas vieron la victoria del “Titanic”, pero en adelante los números no han hecho más que disminuir.
Para el 2014 los espectadores disminuyeron a 43.7 millones; en 2018 pasó a 26.5 millones. En 2020, poco antes de la pandemia, la audiencia volvió a bajar a 23.6 millones, a pesar de que en 2019 tuvo un ligero repunte. El 2021 ha sido el peor año, ya que registraron 9.8 millones, la peor cifra de la historia. En 2022 fue casi el doble, con 16.6 millones, y en 2023 apenas subió a 18.7 millones de espectadores.
Esto se debe a varias cuestiones, como el hecho de que la gente perdió interés en la ceremonia que se volvió una plataforma altamente política, donde se premia a producciones no por ser las mejor realizadas, sino por los temas que tocan. Es por esto que hay quienes consideran que carecen de credibilidad, pues hay muchas películas que no reciben premios y son más recordadas que las ganadoras.
Por otra parte, también está el hecho de que las nuevas audiencias simplemente no encuentran atractiva esta ceremonia. Ya sea por los presentadores o los números musicales que se presentan, los televidentes se aburren de la gala y optan por otros contenidos.
Finalmente, desde la pandemia por COVID, muchos cinéfilos perdieron el interés por el cine o la oportunidad de ir a uno, por lo que hubo dificultad para ver las películas nominadas, lo que a la larga devino en una baja en la audiencia.