La nutrióloga Paulina Rejón desmitificó la idea de que algunos alimentos sean inherentemente “buenos” o “malos”, señalando que la comida no tiene un valor moral. Sin embargo, destacó que la relación saludable con la alimentación se basa en la moderación y la adaptación a las necesidades individuales, tanto emocionales como nutricionales.
Categorizar a la pizza como un alimento “malo” es, según ella,” científica y nutricionalmente incorrecto, y podría ser perjudicial para nuestra relación con la comida. “Por muy normal que sea etiquetar los alimentos como buenos o malos, colocarlos en estas jerarquías no sólo es científica y nutricionalmente incorrecto, sino que también es perjudicial para nuestra relación con los alimentos”, comentó Rejón.
En cuanto a la cantidad de pizza que se debe consumir, Rejón enfatizó que no existe una regla fija y que las necesidades nutricionales varían de persona a persona, por lo que permitirse disfrutar de las rebanadas que uno desee ocasionalmente, sin restricciones excesivas, es poco probable que cause un aumento significativo de grasa corporal. Además, señaló que satisfacer el antojo puede prevenir episodios de atracones en el futuro.
Finalmente señaló que las necesidades nutricionales varían de persona a persona y que no existe una cantidad exacta de pizza que se "deba" comer. La pizza puede ser parte de una dieta equilibrada cuando se consume con moderación y se ajusta a las necesidades individuales de cada persona. La clave radica en disfrutar de los alimentos de manera consiente y sin etiquetarlos como “buenos o “malos”.