La “racha maldita” que mantiene en crisis a la familia real británica

La “racha maldita” que mantiene en crisis a la familia real británica

Foto: Xinhua

El cáncer del rey Carlos III y la hospitalización de su nuera Kate Middleton son las últimas tragedias en una de las peores rachas que afecta a la monarquía inglesa desde la muerte de Isabel II, al grado en que muchos ya empiezan a compararlo con una maldición.

 

La familia real británica atraviesa uno de sus momentos más difíciles, tanto en el plano personal como en el institucional, debido a la delicada salud de algunos de sus miembros y a los constantes escándalos que salpican su imagen pública.

 

El rey Carlos III, que ascendió al trono hace poco más de un año tras el fallecimiento de su madre, Isabel II, ha sido diagnosticado con cáncer de próstata, según ha confirmado el Palacio de Buckingham en un comunicado oficial.

 

 

El monarca, de 76 años, se someterá a un tratamiento de radioterapia y quimioterapia en las próximas semanas, lo que le obligará a reducir sus compromisos oficiales y a delegar algunas de sus funciones en su hijo y heredero, el príncipe Guillermo.

 

La noticia ha causado una gran conmoción entre los británicos, que ven en Carlos III a un rey moderno y comprometido con las causas sociales y medioambientales, pero también a un hombre que ha sufrido mucho en su vida personal, especialmente por su divorcio de Diana de Gales y su trágica muerte en 1997.

 

La enfermedad del rey se suma a la grave situación de su nuera, Kate Middleton, la esposa del príncipe Guillermo, que está ingresada en el hospital desde hace varios días por una cirugía abdominal, donde incluso tuvo que ser inducida a un coma.

 

No es la primera vez que la salud de la duquesa de Cambridge, de 41 años, se vuelve nota mundial pues hay que recordar que ha sufrido hiperémesis gravídica, una condición que le ha provocado náuseas y vómitos severos durante sus embarazos.

 

 

La salud de Carlos III y Kate no es el único problema que afronta la familia real británica, que también se ve afectada por los escándalos que rodean a otros de sus integrantes, especialmente a los hijos del rey.

 

El príncipe Guillermo, el primogénito y futuro rey, ha sido acusado de infidelidad por varios medios de comunicación, que aseguran que mantuvo una relación extramatrimonial con una amiga de su esposa, Rose Hanbury, la marquesa de Cholmondeley.

 

 

El príncipe Harry, el segundo hijo del rey, también ha sido protagonista de varias polémicas, relacionadas con su alejamiento de la familia real, su mudanza a Estados Unidos y su tensa relación con su hermano y su padre.

 

Además, Harry y su esposa, Meghan Markle, han generado una gran controversia por sus declaraciones en una entrevista con Oprah Winfrey, en la que denunciaron el racismo y la falta de apoyo que sufrieron por parte de la institución monárquica.

 

Estos hechos han provocado una crisis de imagen y de credibilidad de la familia real británica, que se enfrenta al reto de mantener la unidad y la confianza de la población en un momento de incertidumbre y de cambio.

 

A todo lo anterior también se suma que para muchos sectores de la sociedad la realeza ya no es una figura bien vista, aun y cuando la monarquía inglesa es más decorativa que operativa.

 

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