En el mundo existen múltiples enfermedades que suponen un gasto excesivo para las personas que lo padecen, por lo que el poder adquisitivo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Uno de estos padecimientos es el cáncer, que cada año mata a millones de personas y cuyos tratamientos tienen un costo elevado para quienes no tienen recursos o acceso a instancias de salud públicas.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), tan sólo en 2022 hubo 20 millones de casos de cáncer en todo el mundo, de los cuales, 9.7 millones murieron. Según la Secretaría de Salud, en México cada año se diagnostican 195,500 casos de cáncer con un 46 % de tasa de fallecimiento, es decir, 89,930 muertes anuales.
Esto convierte al cáncer en una de las principales causas de muerte en el mundo, la segunda a nivel mundial y la tercera en el plano nacional. Uno de los factores más determinantes para recuperarse de la enfermedad es el acceso a los tratamientos, aunque estos resultan costosos para la mayoría de las personas.
Aunado a esto, también hay cobertura por parte de instancias públicas, pero estas no siempre dan los tratamientos con todos los medicamentos necesarios o no atienden todos los tipos de cáncer, por lo que los pacientes se ven obligados a poner dinero de su bolsillo. ¿Qué tan caro es un tratamiento para el cáncer?
Cada tipo de cáncer requiere un tratamiento especial, pero en términos generales, para tratar la afección se necesitan estudios, consultas, quimioterapia, cirugía, radioterapia o inmunoterapia. Pagar esto equivale a 250,000 o hasta 375,000 pesos al año, aunque algunas aseguradoras han pagado tratamientos que costaron más de 93 millones de pesos por un neuroblastoma, es decir, cáncer en riñones.
Dichos costos se deben a que los insumos son altamente costosos, principalmente la quimioterapia, que por sí sola cuesta de 18,000 pesos a más de 35,000 pesos. Por su parte, el paquete de radioterapias suele costar 35,000 pesos para 20 sesiones por cada paciente. En empresas como AXA los costos promedio se han registrado hasta en más 600,000 pesos cada año.
El costo final de los tratamientos se eleva dependiendo del número de sesiones y el tiempo que sea necesaria la atención, ya que en ocasiones la enfermedad se extiende de dos a tres años. Esto dependerá del momento en que fue diagnosticada la enfermedad, ya que si se detecta temprano se evitan complicaciones y podría curarse en “poco tiempo”, pero si se hace tarde, resulta más complicado eliminarla.
De igual forma, hay algunos tipos de cáncer que son más comunes que otros y sus tratamientos varían en costos. Por ejemplo, el cáncer de mama, que es uno de los que más matan mujeres al año, suelen tener tratamientos que implican biopsias, consultas, análisis de sangre y orina, o estudios como resonancia magnética y radiografía, gastos que ascienden a 200,000 pesos anuales.
Estos costos son lo que podría pagar una persona en hospitales y clínicas privadas, incluso si se dispone de un seguro de gastos médicos. No obstante, en México hay más opciones en el sistema de salud pública, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que también atienden el cáncer.
Para recibir los tratamientos contra el cáncer en el IMSS o en el ISSSTE es necesario ser derechohabiente, ya que se canaliza a las unidades de segundo o tercer nivel, con lo que se determina el tipo de tratamiento que se otorgará, siempre y cuando esté disponible en las clínicas. Dichas dependencias cubren cánceres como el de mama, de próstata, de piel, cáncer de pulmón, linfoma de Hodgkin, entre otros.
En algunos estados, como Puebla, los servicios de salud otorgan los tratamientos completamente gratuitos, incluso si no se tiene algún tipo de seguridad social, y para quienes sí la tienen, se cobrará de acuerdo a un tabulador de servicios.
No obstante, aunque es una obligación de estas instituciones brindar tratamientos oncológicos, en los hechos esto no siempre se da y la gente se ve orillada a cubrir sus propios gastos o dejar los tratamientos a medias. Esto reduce sustancialmente las posibilidades de sobrevivir de un paciente, ya que al no contar con los recursos, la enfermedad avanza y el panorama se complica.
De acuerdo a la organización “México Social”, la desigualdad social es un factor por el que muchas personas mueren a causa de cáncer. Prueba de ello es que en las entidades con más marginación del país, Guerrero y Oaxaca, son las que registran más probabilidades de morir en caso de padecer cáncer, lo mismo que otras que presentan rezago similar, como Veracruz, Chiapas y Yucatán.
Las personas con cáncer no solo se enfrentan al hecho de padecer una de las enfermedades más mortales, sino también a la disyuntiva de que su capacidad económica o el deficiente sistema de salud público, marcan la diferencia entre la vida y la muerte.