Procrastinación, ¿característica cultural en México?

Procrastinación, ¿característica cultural en México?

Foto: Enfoque

El lunes 22 de enero fue el último día para tramitar o renovar la credencial para votar, requisito indispensable para participar en las elecciones del próximo 2 de junio. Sin embargo, miles de ciudadanos dejaron este trámite para el final y se enfrentaron a largas filas y caos en los módulos del Instituto Nacional Electoral (INE) en todo el país.

 

Según datos del INE, hasta el 15 de enero se habían tramitado más de 19 millones de credenciales, de las cuales más de 4 millones corresponden a jóvenes que cumplirán 18 años antes de la jornada electoral. Sin embargo, se estima que hay alrededor de 2 millones de personas que aún no han hecho el trámite o que no han recogido su credencial.

 

Los módulos del INE han registrado una gran afluencia de solicitantes en los últimos días, especialmente en la Ciudad de México, el Estado de MéxicoJaliscoNuevo León y Puebla, donde se concentra el mayor número de electores.

 

Algunos ciudadanos reportaron que tuvieron que esperar hasta seis horas para ser atendidos, mientras que otros se quedaron sin ficha o sin cita.

 

 

¿Por qué los mexicanos dejan todo para el último?

 

El fenómeno de la procrastinación, es decir, el hábito de postergar las actividades o tareas que se deben atender, sustituyéndolas por otras más irrelevantes o agradables, no es exclusivo de los mexicanos, sino que se presenta en todas las culturas y contextos.

 

Sin embargo, algunos expertos señalan que en México hay factores sociales, culturales y psicológicos que favorecen este comportamiento.

 

Por ejemplo, está la falta de planeación y organización del tiempo, que impide tener una visión clara de las prioridades y los plazos, así como la influencia del entorno, que puede generar distracciones, interrupciones o presiones que dificultan la concentración y la motivación.

 

En algunos casos, influye la baja autoestima y la falta de confianza en las propias capacidades, que llevan a evitar las tareas que se perciben como difíciles, aburridas o estresantes.

 

La búsqueda de recompensas inmediatas hace que se prefieran las actividades que generan placer, diversión o satisfacción a corto plazo, en lugar de las que requieren esfuerzo, disciplina o responsabilidad.

 

También está presente la cultura del "ahorita", que implica una concepción flexible y relativa del tiempo, que permite posponer las obligaciones sin sentir culpa o ansiedad.

 

¿Cómo dejar de procrastinar?

 

La procrastinación puede tener consecuencias negativas para el desempeño académico, laboral y personal, así como para la salud física y mental. Por ello, es importante adoptar hábitos y estrategias que ayuden a superar este problema.

 

Puedes empezar por establecer metas claras, específicas y realistas que se puedan medir y evaluar, así como dividir las tareas en pasos o submetas más pequeñas y sencillas que se puedan llevar a cabo en un tiempo determinado.

 

Sirve para crear un calendario o una agenda que permita organizar el tiempo y distribuir las tareas de acuerdo con su importancia y urgencia.

 

También puedes eliminar o reducir las distracciones, como el celular, las redes sociales, la televisión o el ruido, que puedan interferir con la atención y la concentración.

 

Sobre todo, hay que cambiar la actitud y la percepción hacia las tareas, enfocándose en los beneficios y las oportunidades que ofrecen, en lugar de en las dificultades o los inconvenientes que implican.

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