El clima extremo, tanto por exceso como por defecto de temperatura, es una amenaza para la vida humana, incluso en los últimos días, Estados Unidos ha sufrido una ola de frío ártico que ha dejado al menos 91 muertos y miles de afectados por los cortes de electricidad y las carreteras heladas.
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Sin embargo, el calor también puede ser mortal, como lo demuestran las olas de calor que cada verano azotan diferentes regiones del mundo, especialmente en el contexto del cambio climático.
¿Qué provoca más muertes, el frío o el calor?
Según un estudio publicado en la revista The Lancet, las temperaturas bajas matan 20 veces más personas que las altas, al analizar las causas de más de 74 millones de muertes en 384 localidades de 13 países, principalmente de Europa.
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Se estima que el frío es responsable de un 7.29 % de las muertes, mientras que el calor solo de un 0.42 %.
Sin embargo, otros estudios apuntan a que esta tendencia podría cambiar en el futuro, debido al aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático.
Una investigación de la Universidad de Berna y la London School of Hygiene & Tropical Medicine estimó que el 37 % de las muertes por calor a nivel mundial se deben al calentamiento global generado por el hombre.
Además, proyectaron que la mortalidad por calor aumentará en el futuro, mientras que la mortalidad por frío disminuirá.
Esto significa que el calor podría convertirse en un problema de salud pública más grave que el frío, especialmente en las regiones más vulnerables al cambio climático, como América Central y del Sur, el Sudeste Asiático y África.
Por ejemplo, en Santiago de Chile, el cambio climático es responsable de 136 muertes adicionales al año por calor, lo que representa el 44.3 % del total de muertes relacionadas con el calor en la ciudad.
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Pero como el calor será una de las preocupaciones para países en este hemisferio, como el caso de México, existen algunas recomendaciones para enfrentar el calor, entre ellas está el mantenerse hidratado y evitar el alcohol y las bebidas azucaradas, además de evitar la exposición directa al sol y usar ropa ligera y de colores claros, y prestar atención a los síntomas de golpe de calor, como dolor de cabeza, náuseas, mareos, confusión, debilidad o pérdida de conciencia.
Con estas acciones, se puede reducir el riesgo de sufrir el calor extremo, así como sus consecuencias para la salud.
También se recomienda estar atento a las alertas meteorológicas y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias, para contribuir a la adaptación al cambio climático.
