El Virus del Papiloma Humano (VPH) es considerado una enfermedad de transmisión sexual, y es una de las pocas para las cuales existe una vacuna que sirve para prevenirla. Sin embargo, existen algunos mitos sobre sus efectos que a continuación te explicaremos.
Con el objetivo de prevenir el contagio del VPH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Puebla inició una jornada de vacunación que se extenderá hasta el 31 de enero.
La campaña está dirigida a niñas y adolescentes de entre 11 y 15 años que cursen desde el quinto grado de primaria hasta el tercer grado de secundaria, así como a personas de 11 a 49 años que vivan con VIH y a víctimas de violación sexual.
La vacuna contra el VPH se aplicará tanto en las Unidades de Medicina Familiar (UMF) del IMSS como en algunas escuelas primarias y secundarias, previa autorización de los padres o tutores de las menores.
El biológico protege contra los serotipos del virus que causan el cáncer cervical y otros tipos de cáncer relacionados con el VPH, como el anal, el de pene, el de boca y el de garganta. Además, se administra en dos dosis, con un intervalo de seis meses entre cada una.
El VPH es una de las ETS más comunes y se transmite por contacto sexual con una persona infectada. Muchas personas que lo contraen no presentan síntomas y eliminan el virus de su organismo, pero en otras puede provocar verrugas genitales o cáncer.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se detectan más de medio millón de casos de cáncer cervical en el mundo, y más de 300,000 mujeres mueren por esta causa, mientras que en México es la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres de 15 años y más.
¿Qué vacunas hay y qué efectos tienen?
Además de la vacuna contra el VPH, existen otras dos vacunas que pueden prevenir algunas ETS: la vacuna contra la hepatitis A y la vacuna contra la hepatitis B.
La hepatitis A y la B son infecciones que afectan al hígado y que se pueden transmitir por vía sexual o por contacto con sangre o fluidos corporales contaminados.
Ambas vacunas se recomiendan para todas las personas, especialmente para aquellas que tienen múltiples parejas sexuales o que viajan a zonas de alta prevalencia de estas enfermedades.
La vacuna contra la hepatitis A se aplica en dos dosis, con un intervalo de seis a 12 meses entre cada una, mientras que la vacuna contra la hepatitis B se aplica en tres dosis, con un intervalo de un mes entre la primera y la segunda, y de cinco meses entre la segunda y la tercera.
Las vacunas contra el VPH, la hepatitis A y la hepatitis B son seguras y efectivas, y no causan efectos adversos graves.
Los efectos secundarios más comunes son dolor, enrojecimiento e hinchazón en el sitio de la inyección, que suelen desaparecer en unos días.
En casos muy raros, se puede presentar una reacción alérgica severa, que requiere atención médica inmediata. Además, como no contienen virus vivos, no pueden provocar las enfermedades que se previenen.
La vacunación es una medida preventiva importante para evitar el contagio de ETS, pero no es suficiente. El IMSS recomienda a la población utilizar el preservativo en cada relación sexual, realizarse pruebas de detección periódicas y acudir al médico ante cualquier síntoma o duda.
Asimismo, brinda consejería y educación sexual a las personas que reciben la vacuna, para fomentar una sexualidad responsable y saludable.