¿Cómo se castiga la zoofilia en México? El caso de Coronango provoca inquietud

¿Cómo se castiga la zoofilia en México? El caso de Coronango provoca inquietud

Foto: FreePik

El pasado 12 de enero, una potranca de un año fue rescatada por el Instituto de Bienestar Animal y el santuario de caballos Cuacolandia, luego de ser brutalmente golpeada por su dueño en el municipio de Coronango. Sin embargo, también habría sido víctima de zoofilia.

 

El caso de Mila, como fue bautizada por los activistas, causó indignación y repudio en las redes sociales, donde se exigía justicia y castigo para el agresor.

 

Hasta el momento, se sabe que la potranca presentaba severas lesiones en la vulva, el hocico, la cadera y las patas que ponían en riesgo su vida, por ello, fue trasladada a la Unidad de Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Una vez ahí, se le practicaron diversas pruebas y se le brindó atención médica especializada. Según la dueña de Cuacolandia, Elena Larrea, se investiga la posibilidad de que Mila fuera víctima de zoofilia, es decir, de abuso sexual por parte de un humano.

 

¿Es un delito la zoofilia?

 

La zoofilia es una práctica que implica el contacto sexual entre una persona y un animal, y que se considera una forma de maltrato animal y un trastorno sicológico.

 

En México, la zoofilia está tipificada como un delito en el Código Penal Federal y se castiga con una pena de seis meses a dos años de prisión y una multa de 100 a 150 veces el valor de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) vigente.

 

Además, se sanciona a quien promueva, venda, distribuya, exhiba o difunda material que contenga actos de zoofilia.

 

Sin embargo, las leyes contra el maltrato animal y la zoofilia no siempre se aplican de manera efectiva, y muchos casos quedan en la impunidad o se resuelven con multas o fianzas.

 

Por ello, los defensores de los derechos de los animales piden a las autoridades que se endurezcan las penas y se garantice la protección y el bienestar de los animales.

 

Mila se recupera poco a poco de sus heridas, y se espera que pronto pueda volver a Cuacolandia, donde recibirá el cuidado y el cariño que merece.

 

Su historia ha conmovido a miles de personas, que se han solidarizado con su causa y han donado recursos para su tratamiento, convirtiéndose en un ejemplo de la crueldad y la violencia que sufren muchos animales en nuestro país, y también de la esperanza y la resistencia que los caracteriza.

Notas Relacionadas