La última encuesta de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), Encuesta # 20: Era de la Incertidumbre, arrojó un dato por demás relevante respecto a la actividad del pequeño comercio en México. Era sabido que el trabajo del pequeño comercio lo realizan mayoritariamente mujeres y que lo empezaron a hacer para ayudar a la economía familiar, complementando el gasto; sin embargo, las circunstancias han cambiado: de ser un valor agregado, han pasado a ser eje central de la economía de su hogar.
“Resulta que más del 62% de las Pequeñas Comerciantes cuentan con pareja y, no obstante, ya son las responsables de la economía familiar, es decir, han tomado las riendas y están al volante. Este matiz, que pareciera un detalle, es de gran importancia, ya que en estos tiempos el rol de la mujer, de sus luchas emancipadoras, ha llegado a la cúspide en la vida pública del país. Lo que pasa en el pequeño comercio forma parte del ADN del porqué la sociedad mexicana se apresta a tomar una decisión nada menor al elegir por primera vez en su historia como Presidente de la República a una mujer. Después de una larga tradición machista, el pueblo mexicano le dará la vuelta a la tortilla, delegará el destino del país a la responsabilidad de una mujer”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
La primera democracia del mundo, la estadounidense, ha navegado con dos grandes tabúes: la de elegir a un presidente de color y/o elegir a una mujer. Ya resolvió uno de estos atavismos con la llegada de Barack Obama. Lo que no ha logrado concretar es el arribo de una mujer a la Casa Blanca. Tiempo atrás nadie se hubiera atrevido a apostar que el México machista de mariachis y empistolados iba a elegir primero a una mujer como su comandante en jefe antes que los norteamericanos. Este hecho inminente es un reflejo del cambio estructural que al interior de la sociedad mexicana se ha venido cocinando desde 1947 por la lucha por el voto de la mujer, sus derechos laborales, por su seguridad (contra la violencia, acoso y desapariciones), hasta arribar a la equidad de género. Sin duda ha sido un largo y sinuoso trayecto el que han debido andar las mujeres mexicanas para hacerse valer en la sociedad.
“Este largo peregrinar de 8 décadas de la sociedad mexicana para dar un trato justo a las mujeres y aprovechar su potencial no ha sido un paseo por la Alameda, ha costado vidas y vejaciones a muchas mujeres, pero la principal lucha que han venido dando es por mayor ingreso para fortalecer la democracia económica, conseguir mayor poder de compra y ofrecer mayor calidad de vida a sus hijos, ese es el pilar en el que se sostendrá o se fincara la próxima Presidencia de la República en manos de una mujer. Son las mujeres trabajadoras de México las que, con su esfuerzo y alto nivel de compromiso cotidiano, han logrado llevar a la mujer a estos umbrales. Como muestra, un botón: las miles de mujeres que a través del Pequeño Comercio dan sustento a su hogar, ejemplos de vida como muchos”, declaró Rivera.
Uno de ellos es el de Fernanda López en Puebla, que hace 5 años abrió su tienda “La escobita”, cuando tuvo a su primera hija y no era opción para ella mandarla a una guardería. Se vio más obligada a seguir generando ingresos para ayudar a su esposo en los gastos del hogar. La misión era una: dar una buena calidad de vida a su hija, la movió el amor.
Otra loable historia es la de María Sánchez de Villahermosa, Tabasco, cuya tienda de abarrotes “Las nenas” ayudó a sacar adelante a sus 3 sobrinas y a sus 2 hijas, trabajando 7 mujeres en la tiendita, luchando unidas por un mejor mañana. Ahora todas son profesionistas y se han convertido en el orgullo de María al ver los frutos cosechados.
Ni qué decir de Mercedes Carmona, una veracruzana con más de 20 años en su tienda. Abrió, como muchas, para apoyar a su esposo una vez que quedó desempleado. Con la liquidación que recibió compró las primeras mercancías a vender: verduras, azúcar, arroz y leche. Así empezó esta aventura como comerciante, con las ganas de triunfar, echándole ganas todos los días, diciéndose a sí misma: “hoy me va a ir mejor”. Con ese espíritu emprendedor ha logrado crecer su negocio, generando empleos y una vida digna a los suyos.
Juana Contreras de Sonora, con una vida muy similar, puso su negocio por amor a sus hijos, no quería descuidar su formación y la tiendita le permitía estar al cuidado de ellos. Han pasado más de 20 años, es madre soltera y sus 4 hijos son personas de bien.
La mamá de Cristina Ramírez, hace más de 20 años, empezó vendiendo lo que había en su alacena en Tlaxcala. Su marido, buscando el sueño americano, se fue a trabajar a Estados Unidos. Ellas decidieron emprender en el comercio con el apoyo de las remesas y sacaron así adelante a la familia. Actualmente Cristina atiende Miscelánea “Mi Tiendita”, un negocio exitoso heredado por sus padres.
Todas estas mujeres son presidentas de su hogar, se han demostrado y mostrado al mundo entero que con escasos recursos, mucho trabajo y disciplina han logrado sacar adelante sus negocios y a sus familias. No se detuvieron nunca, lograron su libertad y emancipación. En pocas palabras, agarraron al toro por los cuernos, le entraron a la friega, se pusieron a jalar, buscando resolver las más de las necesidades de su familia y todo eso las hizo libres. Este espíritu, este contexto es lo que explica y justifica plenamente la boleta presidencial de las elecciones del 2 de junio venidero, donde votarán 98 millones de electores, de los cuales 52% son mujeres.
La responsabilidad que obtendrá la mujer que resulte electa para sus congéneres es monumental, no es opción hacer el oso. La próxima presidenta de México deberá lograr ser Jefa de Estado, acreditar altura de miras e inteligencia emocional, pero sobre todo alejarse de pensar ganar ventaja política por su condición de mujer. Para ofrecer un mejor destino a México no hay excusas ni atajos, por lo que el reto del próximo presidente mexicano, mujer u hombre es simple: deberá ser presidente sin alegar género.