El volcán Tancítaro, que durante mucho tiempo se consideró inactivo, ha sorprendido a todos con una serie de erupciones significativas en los últimos días, generando preocupaciones sobre la seguridad de las poblaciones cercanas y el impacto ambiental.
El Tancítaro forma parte del Eje Neovolcánico, una región con alta actividad sísmica y volcánica debido a la subducción de la placa de Cocos con la Norteamericana.
Se estima que este volcán tiene unos 500,000 años de antigüedad y que su última erupción ocurrió hace unos 50,000 años.
Sin embargo, investigadores de la UNAM señalan que el Tancítaro ha mostrado signos de actividad en las últimas dos décadas, como sismos, fumarolas y cenizas.
Estos fenómenos indican que el volcán podría estar despertando y que existe la posibilidad de que surja un nuevo volcán cerca del Paricutín, el más joven del planeta, que nació en 1943.
Explican que los volcanes inactivos pueden reactivarse por diversos factores, como el cambio climático, la presión de las aguas subterráneas o el movimiento de las placas tectónicas.
Además, han recalcado que no se puede predecir con exactitud cuándo ocurrirá una erupción, pero que se debe estar atento a las señales que emite el volcán.
Los expertos han señalado que no es común que un volcán inactivo retome su actividad, pero que tampoco es imposible, como el caso del volcán de Fuego en Colima, que estuvo inactivo por más de 300 años y que ahora es uno de los más activos del país.
En cuanto a otros volcanes inactivos de México, como el Iztaccíhuatl o la Malinche, ambos cerca de territorio poblano, podrían activarse nuevamente, aunque con una probabilidad muy baja.
Por este motivo, los expertos recomiendan a la población estar informada y seguir las recomendaciones de las autoridades en caso de una emergencia volcánica.