Un tribunal australiano otorgó permiso a una viuda de 62 años para extraer y almacenar el esperma de su marido, quien recientemente falleció; sin embargo, aclaró que esta decisión no implica la aprobación para su uso en la concepción de un bebé.
La mujer, cuya identidad se mantiene en anonimato por razones legales, consiguió una vista urgente ante el Tribunal Supremo del estado de Australia occidental después de que el hospital en Perth se negara a permitir la extracción postmortem del esperma de su esposo.
En la audiencia, la mujer aseguró que ella y su esposo tenían planeada la extracción de esperma para tener otro hijo, puesto que los dos que tuvieron fallecieron en accidentes. La jueza Fiona Seaward emitió un fallo a favor de la mujer, criticando al hospital por no acceder a su solicitud en un momento “traumático”. Sin embargo, la jueza especificó que los espermatozoides y los tejidos asociados no deben ser utilizados para ningún otro propósito sin una orden adicional del tribunal.
La mujer podría trasladar su caso a otra jurisdicción australiana, puesto que Australia Occidental no permite la fertilización póstuma, en este caso, el uso del esperma de su difunto esposo.