Las cabañuelas, ¿mito o realidad para predecir el clima en el año?

Las cabañuelas, ¿mito o realidad para predecir el clima en el año?

Foto: FreePik

¿Qué tienen en común los primeros días de enero con los meses del año? Según las cabañuelas, mucho, y con ello, estamos hablando de las famosas cabañuelas.

 

Se trata de un método ancestral de predicción meteorológica que se basa en la observación de las condiciones atmosféricas en los primeros 12 días de enero y que, según algunos agricultores, permite anticipar el tiempo que hará en cada mes del año.

 

Su origen

 

El origen de las cabañuelas se remonta a unos 35 mil años antes de Cristo, cuando los pueblos antiguos utilizaban la luna para pronosticar el clima y así poder cazar y pescar.

 

El término cabañuelas proviene de la fiesta judía de los Tabernáculos, que incluía ritos relacionados con el tiempo. Por ejemplo, en España, este método se popularizó en el centro y sur del país y se extendió a América con la colonización.

 

El método de las cabañuelas consiste en asignar a cada día de enero un mes del año, de tal forma que el 1 de enero corresponde a enero, el 2 de febrero, el 3 de marzo, y así sucesivamente hasta el 12 de diciembre.

 

Luego, se observa el clima de cada día y se infiere que será el mismo que el del mes correspondiente. Por ejemplo, si el 10 de enero llueve o hace frío, se espera que en octubre ocurra lo mismo.

 

Sin embargo, existen otras variantes de las cabañuelas, como las que se basan en los primeros 18 o 24 días de enero, o las que se hacen en agosto en lugar de enero.

 

También hay diferencias según las regiones y las culturas, y cada una tiene su propio método y sus propios indicadores, como las nubes, el viento, el sol, la luna, las estrellas, la niebla, el rocío, el arco iris o el granizo.

 

Incluso, el comportamiento de los animales y de las personas también se usa como señal de lluvia o cambio de tiempo.

 

¿Hay sustento científico?

 

Las cabañuelas son una tradición que se ha transmitido de generación en generación y que ha servido a los campesinos para planificar sus actividades agrícolas, como la siembra, la cosecha o el riego.

 

Sin embargo, su validez científica es nula, ya que no se basan en ningún fundamento físico o matemático, sino en la experiencia y la intuición.

 

Además, el cambio climático que ha afectado al planeta en las últimas décadas ha alterado los patrones meteorológicos y ha hecho que las cabañuelas sean aún menos fiables.

 

Por eso, los expertos recomiendan no confiar en las cabañuelas para tomar decisiones importantes y recurrir a los pronósticos oficiales que se basan en modelos numéricos y en datos observados.

 

Estos pronósticos tienen un margen de error, pero son mucho más precisos y confiables que las cabañuelas, que son solo una curiosidad cultural y una forma de mantener viva una tradición milenaria.

 

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