La Navidad es una fecha que se distingue en la que todo, o casi todo, es alegría, paz, amor y momentos de felicidad con nuestros seres queridos; no obstante, en todo el mundo este día ha estado repleto de acontecimientos que sí se hicieron memorables, pero no por los mejores motivos, sino que fueron verdaderas tragedias que hicieron de esta celebración un auténtico martirio.
Desde accidentes, tiroteos masivos, muertes, desastres naturales y tragedias en la política, ya sea en el interior del país o en el extranjero, en años recientes o hace décadas, la víspera de navidad ha tenido momentos de dolor, mostrando así que una fecha tan ansiada y feliz no queda exenta de grandes catástrofes.
Un ejemplo de ello fue lo ocurrido en Puebla el 24 de diciembre del 2018, en lo que se avecinaba como una navidad normal, cambió con la muerte de dos políticos: la gobernadora Martha Erika Alonso y el exgobernador Rafael Moreno Valle. La pareja salió en un helicóptero que partía de Puebla con destino a la Ciudad de México, pero en medio del trayecto este se desplomó en Santa María Coronango, acabando así con la vida de ambos.
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Martha Erika asumió el cargo el 14 de diciembre del 2018 y fue la primera mujer gobernadora del estado, pero apenas estuvo diez días en el poder. Por su parte, Rafael Moreno Valle fungió como mandatario del 2011 al 2017 y al momento del accidente era senador. Posterior a su muerte, el estado pasó por un lapso en el que cinco años hubo cinco gobernadores.
Mucho antes, el 26 de diciembre del 2004 en Indonesia, Japón y Malasia vieron la furia de la naturaleza con un gigantesco tsunami, considerado por muchos como el más devastador del siglo XXI y uno de los más grandes de toda la historia. Ello ocurrió en el océano Índico, luego de que ese día se registró un sismo de magnitud 9.1 en la costa sudeste de Sumatra, lo que prendió las alertas por tsunami.
El tsunami llegó con olas más allá de los 24 metros de altura y la energía que se liberó fue de cinco kilotones, equivalente al doble de lo que fueron las bombas atómicas liberadas en Hiroshima y Nagasaki.
El resultado del llamado “boxing day tsunami” fueron más de 250,000 personas fallecidas a causa del tsunami, y con ellos más de 40,000 desaparecidos. Los tres países citados fueron los más afectados, pero el fenómeno llegó a costas de otras naciones como Sumatra, Sri Lanka, así como algunas partes de la India y Tailandia, donde también hubo múltiples pérdidas humanas.
Los tiroteos masivos en Estados Unidos son un problema que aqueja año con año, y en la Navidad del 2008 no fue la excepción, pues un individuo de nombre Bruce Jeffrey Pardo, de 45 años, salió disfrazado de Santa Claus a las calles de Los Ángeles para amenazar a todas las personas que se cruzaran en su camino. Su objetivo era llegar a la casa de su exesposa, sitio que alcanzó y donde mató a nueve personas, incluyendo a los padres de su expareja.
Se sabía que desde mucho tiempo antes, Bruce presentó problemas sicológicos y depresión, razón por la cual tuvo dificultades en su matrimonio que derivaron en su divorcio. Su separación se concretó exactamente una semana antes de la Navidad, por lo que llegado el momento, acudió a la matanza para luego suicidarse sin que la policía pudiera arrestarlo.
Otro evento trágico en la fecha fue el accidente del Expreso de Tangiwai, en Nueva Zelanda, ocurrido en la nochebuena de 1953, y que culminó con la muerte de 151 pasajeros y la desaparición de, al menos, 55 personas. Cerca de las 22:21 horas, el tren viajaba con 300 pasajeros que iba de Wellington a Auckland, hasta que pasó por un puente derrumbado y dio lugar a la caída de la máquina a un precipicio.
Dada la gran velocidad a la que viajaba el tren, el operador no tuvo oportunidad de detenerse, haciendo la tragedia aún más grande. Es uno de los escenarios más fatídicos en la historia de la Navidad y el más recordado en Nueva Zelanda.
Un caso más en México fue la matanza de Acteal, en Chiapas, con fecha del 22 de diciembre de 1997. Un grupo de indígenas de la comunidad Tzotzil se ubicaba en una iglesia cuando un comando armado irrumpió y terminó con la vida de 45 personas, 8 mujeres, entre las que había cuatro embarazadas, 16 niñas, 4 niños y 17 hombres, sumado a los 26 heridos que también estaban en el lugar.
La masacre se atribuye a un grupo de paramilitares, presuntamente perteneciente a las fuerzas armadas del Ejército Mexicano, quienes perpetraron la matanza desde las 11:00 a las 19:00 horas. El móvil de los hechos fue que, entre las víctimas, había simpatizantes e integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se oponían a las políticas del entonces presidente, Ernesto Zedillo.