El 10 de diciembre de 1913, la Mona Lisa volvió a su lugar en el Museo del Louvre, luego de estar ausente durante dos años tras el robo que consolidó su estatus como la más famosa del mundo.
El hombre que la robó, Vincenzo Peruggia, logró entrar al museo y salir con la pintura de Leonardo da Vinci con el mínimo de preparación, pero su robo causó sensación y creó un ícono del arte.