Actualmente, la mayoría de los árboles de Navidad tienen bastantes defectos, ya sea por su falta de gracia, sus ramas rebeldes o la falta de ellas. Sin embargo, un grupo de investigadores del Programa de Genética de Árboles de Navidad de la Universidad Estatal de Carolina del Norte lleva décadas desarrollando un árbol de Navidad “de elite”.
El objetivo principal del programa es crear árboles de Navidad visualmente atractivos y fáciles de manejar, con la esperanza de persuadir a los amantes de los árboles de imitación para que vuelvan a optar por los árboles reales. Además, quieren beneficiar a los cultivadores que sustentan una industria de 2,000 millones de dólares.
“Utilizamos la genética para mejorar las características de los árboles de Navidad con el fin de mejorar la vida de los consumidores y los cultivadores”, explicó Justin Whitehill, director del Programa de Genética de Árboles de Navidad. Se centran en tres rasgos principales: el crecimiento, la retención de agujas y la forma, mientras trabajan en la sostenibilidad y la resistencia al clima.
La iniciativa comenzó a finales de los años 90, identificando los mejores abetos de Fraser de Carolina del Norte. La especie ya era conocida por su excelente retención de agujas, forma cónica y ramas robustas. Sin embargo, el árbol seleccionado para adornar la Casa Blanca este año es un abeto Fraser de Fleetwood, Carolina del Norte.
El proceso de desarrollo implica seleccionar 30,000 árboles silvestres, reducirlos a los 25 mejores y usar la técnica de injerto para fusionar sus genes en nuevos árboles. Aunque el proceso lleva tiempo, se espera que para 2036 los árboles de Navidad perfeccionados estén disponibles para los consumidores.