En pocos días finalmente será Navidad y con ello vienen momentos ansiados como las cenas de Nochebuena y los intercambios de regalos que tanto alegran la noche. Las cartas a Santa Claus suelen estar llenas de pedidos de juguetes o aparatos electrónicos, pero también hay quienes piden regalos de carne y hueso, ya sean gatos o perros, que representan grandes responsabilidades.
Aunque hoy en día se hace demasiado énfasis en el no maltrato de los animales y la responsabilidad que implica tener una mascota, hay muchas personas que siguen con la práctica de “dejar bajo el árbol” un animal. Esto se hace principalmente para los niños, pues se cree que un perro o gato podría ser una buena opción, más si se le da en su etapa de cachorro, pero podría ser un error, pues al final también se convierten en obligaciones para toda la familia.
A esto se suma que en México, y más en un estado como Puebla, los casos de maltrato y abandono animal son un problema social que se salió de control, por lo que hoy en día nuestro país ocupa el primer lugar de perros en situación de calle.
Durante 2023, en Puebla se dieron a conocer múltiples casos de maltrato animal y, de manera sorprendente, muchos de estos fueron perpetrados por menores de edad, uno de ellos un pequeño que abusó sexualmente de una perra; otro, una adolescente que disfrutaba de maltratar perros y gatos. Es por esto que antes de hacer la compra y dar el obsequio de un animal, se deben contemplar las múltiples tareas que conlleva la adquisición de una mascota.
¿Por qué no regalar una mascota en Navidad?
Si bien no hay un registro oficial de animales en situación de calle en México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en nuestro país existen al menos 23 millones de perros, de los cuales cerca del 70 % están en situación de calle, es decir, 16.1 millones de canes que fueron dejados a su suerte por diferentes motivos.
Por su parte, la Procuraduría Ambiental y de Ordenamiento Territorial afirma que cada año en México son abandonados 500,000 animales de compañía, como perros y gatos que constantemente se ven orillados a sobrevivir en la calle, expuestos a peligros como otros animales o malos tratos por parte de quienes los rechazan.
Aunque no se especifican los motivos, las principales razones por las que la gente se deshace de sus mascotas son la pérdida de interés en el animal y lo complicado que resulta lidiar con el comportamiento de un animal que también crece en tamaño.
También están las dificultades económicas que conllevan sus necesidades, entre las que se incluyen las vacunas que requiere cuando es cachorro, el alimento diario y de calidad, o bien, las necesarias y obligadas visitas al veterinario. Los gastos en su primera etapa como cachorro pueden ser de miles de pesos, algo que no siempre se contempla cuando se compra o adquiere el animal.
El hecho de regalar una mascota normalmente representa un impulso momentáneo que con el paso del tiempo se va diluyendo y, con ello, se va perdiendo el interés en el regalo. Al perder esa “ternura” de ser cachorros, los perros y gatos suelen convertirse en una molestia a la que se le reprime por sus conductas, también porque la persona que recibe el regalo en ocasiones no lo pide y está obligada a conservarlo.
Asimismo, conforme pasa el tiempo el animal sufre de abandono incluso al interior de su hogar y luego desarrolla conductas que los hacen menos deseados, resultando en que se le eche a la calle o se queden en el hogar, pero viviendo maltrato diariamente. El mismo INEGI también afirma que al menos siete de cada diez animales de compañía sufren alguna forma de maltrato.
Finalmente, está la vertiente de cómo se reproducen incontroladamente a estos animales, pues con frecuencia los criaderos obligan a las hembras a tener una camada tras otra, sin importar el desgaste físico y su estado de salud. Igualmente, este comercio los hace separar prematuramente a los cachorros de sus madres, lo que conlleva problemas en su desarrollo cerebral y los hace menos sociales con otros animales y personas.
Una responsabilidad por años
Para cambiar esta situación, se recomienda la adopción de un animal, ya que este representa una responsabilidad que puede durar más de una década. Esto no debe limitarse solo a un regalo para una persona, en muchos casos un niño, sino que debe entenderse como un compromiso para todos los miembros de una familia.
Asimismo, estos “regalos” deben entenderse como lo que son, seres vivos que sienten, tienen necesidades y requieren de múltiples cuidados diariamente, pero más importante, no son juguetes para divertirse un día o dos, y luego pueden botarse. Como muchos otros, son animales a los que se tiene que tratar con dignidad.