La vida extrema en Yakutsk, la ciudad en el rincón más gélido del planeta

La vida extrema en Yakutsk, la ciudad en el rincón más gélido del planeta

Foto: X / @News9Tweets

Yakutsk, una ciudad ubicada a 450 kilómetros del círculo polar ártico en Siberia oriental, tiene condiciones climáticas extremas que superan cualquier ficción. Con temperaturas que alcanzan los 60 grados bajo cero, este lugar alberga aproximadamente 300,000 personas, en su mayoría científicos de diversas disciplinas.

 

Las singulares casas de Yakutsk se levantan sobre pilares de hormigón para evitar inundaciones a causa del deshielo. Debido a las bajas temperaturas no tienen tuberías bajo el suelo porque se congelarían, obligando a los motores de los vehículos a permanecer encendidos las 24 horas del día, con sistemas especializados para garantizar su funcionamiento continuo, incluso en temperaturas que rondan los -40° C.

 

 

La ciudad se erige como un importante centro culturalcientífico y económico. Y las minas locales contribuyen a la producción mundial de diamantes, representando aproximadamente una quinta parte de la misma.

 

Uno de los atractivos es el Centro Mundial del Mamut, donde se lleva a cabo una investigación sobre la clonación de esta especie extinta durante la última glaciación. En Yakutsk, la movilidad se adapta a las condiciones extremas, con algunos habitantes optando por usar trineos de renos en áreas rurales y una red de túneles que amortiguan el frío para aquellos que prefieren caminar.

 

La vida cotidiana en Yakutsk requiere abrigos, gorros y guantes obligatorios para la supervivencia, mientras que las gafas con monturas metálicas son desaconsejadas debido a que pueden congelarse y adherirse a la cara, causando heridas al quitárselas. El suelo permanentemente congelado llevó a la adopción de botas de piel de reno como calzado común.

 

 

La peculiaridad de Yakutsk se extiende a sus mercados al aire libre, donde la carne y el pescado se exhiben sin necesidad de conservación en neveras, gracias a las condiciones climáticas. Incluso en la muerte, los habitantes de Yakutsk mantienen su conexión con el hielo, siendo enterrados sin ataúd en pozos de dos metros de profundidad y cubiertos con carbón ardiente durante tres días, preservando sus cuerpos inalterables durante años.

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