El topo dorado de Winton (Cryptochloris wintoni) se temió extinguido durante casi un siglo. Pero un grupo de científicos lo redescubrió en la costa occidental de Sudáfrica por primera vez desde 1936.
"Para mí, lo sorprendente es que haya estado ahí todo este tiempo y nadie lo supiera", afirma Jean Pierre Le Roux, del Departamento de Asuntos Medioambientales de Sudáfrica.
Estos animales son tan escurridizos porque no solo pasan la mayor parte de su vida bajo tierra, sino que su forma de 'nadar' por la arena apenas deja rastro.
Su pelaje brilla con aceites especiales que lubrican su camino a medida que los pequeños mamíferos se abren paso bajo los diez centímetros de arena, manteniéndolos frescos durante los calurosos días del desierto.
Los topos dorados de De Winton tampoco salen nunca a beber agua. Solamente suben a la superficie para buscar comida durante la noche. Además, su búsqueda se ve dificultada por el hecho de que sus diminutos túneles colapsan detrás de ellos de inmediato, y los elementos naturales no tardan en cubrir cualquier huella de su presencia.
"La búsqueda del topo dorado de De Winton no fue fácil en absoluto. No dejaron ningún escollo sin remover y ahora es posible proteger las zonas donde viven estos topos tan amenazados y raros", señala Christina Biggs, bióloga conservacionista de Re:wild, organización que aportó parte de los fondos para el descubrimiento.
Another of the world's most wanted #lostspecies has been FOUND! After 2+ years of searching, our partners at @TheEWT have found De Winton’s Golden Mole, which hadn't had a confirmed sighting since 1936. More:https://t.co/GqneoTQgm4 pic.twitter.com/CnUe6mYm0B
— Re:wild (@rewild) November 28, 2023
Para encontrar a este Houdini con manos de pala en su mar de arena movediza, la genetista conservacionista de la Universidad de Stellenbosch, Samantha Mynhardt, y sus colegas recurrieron al ADN ambiental.
Para acotar el campo, los investigadores contrataron a un perro rastreador llamado Jessie.
A falta de una muestra de olor para dirigir a Jessie, el equipo recurrió a un proceso de eliminación, entrenando al perro para que olfateara otras tres especies conocidas de topos de la zona.
Juntos, el equipo recogió más de 100 muestras de suelo junto con todo tipo de ADN que contenía pelo, piel y heces de cualquier animal que hubiera deambulado por la zona.
Afortunadamente, para los investigadores, el ADN ambiental de estas muestras sugiere la existencia de una población de topo dorado de De Winton desde la bahía de Lambert hacia el norte, hasta Port Nolloth.
También encontraron rastros de otra especie amenazada, el topo dorado de Van Zyl (Cryptochloris zyli).