En medio de la oleada de políticos priístas que dan el salto hacia la 4T en búsqueda de un nuevo cargo, uno de los casos más comentados en las últimas semanas es el del exgobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses. Se habló de que él podía ocupar la embajada de México en Noruega; sin embargo, justamente ayer declinó de esta posibilidad, argumentando que no tenía los méritos suficientes para el puesto.
Luego de que el presidente López Obrador lo propuso para embajador, Omar Fayad compareció en las Comisiones de Relaciones Exteriores y Relaciones Exteriores Europa, y ahí fue donde aceptó que “la verdad, la verdad, yo no me considero que tengo ningún mérito para ser embajador, ninguno”. A esto se sumaron reclamos de quienes señalaron favores políticos a favor de Fayad para llegar al puesto.
Pese a confesar su carencia en política exterior, Omar Fayad fue ratificado como embajador de México en Noruega con 17 votos a favor, una abstención y un voto en contra. En los últimos meses se ha vuelto común ver perfiles como Fayad designados para ocupar embajadas, aunque no siempre se explica cuáles son las funciones que se desempeñan en ese puesto, pero más importante, cuáles son esos “méritos” que no cumple el exmandatario.
En primer lugar, las embajadas son oficinas que representan diplomáticamente al gobierno de un país en el territorio de otro; en el caso de México, están adscritas a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). En México, su nombramiento o posible remoción del cargo, al igual que el de los cónsules, únicamente es menester del jefe del Ejecutivo, por lo que hoy AMLO es el encargado de asignarlos.
La diferencia con los consulados es que estos últimos representan un grado mayor de diplomacia, siendo la máxima autoridad de un país en otro. Además, por cada país solo existe una embajada, mientras que en un país pueden existir varios consulados.
En cuanto a lo que hacen, los embajadores son los representantes de su gobierno en naciones extranjeras, y su deber es atender, reforzar y mantener buenas relaciones diplomáticas entre ambas partes, promover el diálogo, así como la colaboración comercial, turística, científica y cultural. Al ser representantes de un país, es su tarea velar por los intereses de su país de origen en el que es embajador, todo dentro de los límites del derecho internacional.
De igual forma, el embajador tiene como responsabilidad informar a su gobierno la situación económica, política y social del país anfitrión, a fin de que este haga un posicionamiento y sirva de enlace para transmitir los mensajes oficiales. En este sentido, también debe ser un vínculo para que ambas partes intercambien información.
Por último, el embajador también cumple con la función de participar en los acuerdos, negociaciones y tratados que se celebran entre el país acreditante y el receptor, y posteriormente, está obligado a dar seguimiento para asegurarse de que estos se cumplan de acuerdo con lo establecido.
Al ser el primer representante de un gobierno, también es el responsable de velar por los intereses de los ciudadanos que radican en el país receptor, por lo que atenderán sus intereses y procurarán su bienestar en todo momento. De igual forma, informarán a los migrantes sobre cuáles son sus derechos y obligaciones mientras radican en el país receptor.
Ante cualquier caso de emergencia o un desastre natural, los embajadores estarán al tanto de las necesidades de sus connacionales y, en caso de ser necesario, coadyuvarán para asegurar el regreso de estos al país de origen. Otra de sus facultades es atender a un ciudadano de su nación en caso de que esté hospitalizado o preso acusado de algún delito. En ambas situaciones, ayudarán para saber las necesidades de la persona afectada o señalada y actuar según lo requiera.
¿Cuáles son los méritos para este cargo?
De acuerdo con la Ley de Servicio Exterior de México en el artículo 20, aquellas personas que sean o pretendan ser embajadoras deberán cumplir con requisitos como ser mexicano como única nacionalidad, gozar de todos los derechos civiles y políticos, así como ser mayor de 30 años y, de manera general, cumplir con los méritos suficientes para desempeñar el trabajo con eficacia.
Y es que, aunque no lo especifique la ley, una persona que sea embajadora debe contar con experiencia en relaciones y política internacionales, dominar varios idiomas o al menos el del país que lo vaya a recibir y conocimiento en negociaciones políticas.
En el caso de Omar Fayad, el exgobernador hidalguense tiene un recorrido de años en la administración pública como gobernante, pues además de gobernador fue presidente municipal de Pachuca. En suma, también fue diputado y senador, en este puesto inclusive formó parte de la Comisión de Asuntos Internacionales Europa, pero más allá de esto no tiene recorrido en el servicio internacional que amerite su nombramiento como embajador en Noruega.