Científicos de Rusia y Estados Unidos llegaron a la conclusión de que la alta diversidad de microorganismos que habitan en la zona de permafrost puede reducir en gran medida la tasa de calentamiento de la atmósfera cerca de la superficie de la Tierra, informó a Sputnik el Fondo Científico Ruso.
Entre los investigadores que estudiaron el proceso figuran representantes del Centro de Investigación y Desarrollo de la ciudad rusa de Veliki Nóvgorod, de la Universidad de Tecnología Industrial de San Petersburgo, del Instituto de Problemas de Aprendizaje Automático de la Academia de Ciencias de Rusia y sus colegas de EEUU de la Universidad de California y de la Universidad Howard.
"Logramos probar que el momento de un aumento brusco de la temperatura en la superficie de la Tierra depende de la diversidad de microbios. Está determinado por la humedad, la temperatura, el contenido de nutrientes y la acidez del suelo. Y, aunque no podemos influir en la diversidad microbiana, la dependencia que encontramos debe tomarse en cuenta al desarrollar predicciones de calentamiento", dijo la científica Elena Sávenkova que participa en el proyecto.
La experta recalcó que "los modelos actuales no tienen en cuenta la actividad de los microorganismos del permafrost".
"En el futuro, planeamos centrarnos en más diferencias existentes entre diversas especies de microbios, para que ya se pueda medir el aporte que la baja y alta diversidad de esas especies hacen al calentamiento", agregó.
Los científicos realizaron cálculos utilizando una versión modificada del modelo clásico de atmósfera terrestre, desarrollado a mediados del siglo pasado por el físico británico-estadounidense Richard Goody (1921-2023).
El modelo utilizado estudia la atmósfera como un conjunto de células individuales, en las que el aire circula entre la parte inferior, cerca de la superficie terrestre, donde se calienta, y la parte superior, donde se enfría y luego vuelve a la Tierra.
Para comprender cómo el sistema se ve afectado por el metano liberado por los microorganismos del permafrost, los autores ampliaron el modelo, introduciendo funciones matemáticas que describen la entrada del gas de efecto invernadero sintetizado por bacterias.
Los científicos analizaron dos casos: cuando la diversidad de microbios del permafrost es baja y cuando, por el contrario, es alta.
Los autores tuvieron en cuenta que cada microorganismo se caracteriza por su propia temperatura, óptima para la vida.
Cuando el permafrost se derrite y la temperatura del suelo alcanza su valor óptimo, las bacterias comienzan a crecer activamente y liberan grandes cantidades de metano.
Los cálculos mostraron que, cuando la diversidad de microorganismos no supera tres especies –lo que significa que la temperatura óptima para ellos es aproximadamente la misma– el sistema resulta muy inestable.
Es en este caso que se debe esperar el inicio de una liberación masiva de metano a la atmósfera y, por lo tanto, un calentamiento brusco.
Cuando hay muchas especies de bacterias, las temperaturas óptimas para ellas no es la misma, y por eso no se detectará una fuerte liberación de gases de efecto invernadero.
Además, como señalan los autores, con una alta diversidad microbiana, el sistema en cuestión resulta estable, porque las especies compiten entre sí y suprimen parcialmente el crecimiento de las demás.
Eso impide igualmente el crecimiento intensivo de culturas de microbios individuales, así como la liberación masiva de metano.
El metano es más peligroso que el dióxido de carbono en términos de calentamiento, ya que para que la temperatura suba en un grado se necesitan cantidades 17 veces menores de ese gas.
Por lo tanto, la actividad de los microbios en la zona de permafrost, que actualmente no se toma en cuenta en los modelos que pretendan pronosticar el calentamiento global, puede influir fuertemente en las tasas de calentamiento.
De 1750 a 2020, la temperatura media de la superficie de la Tierra aumentó en aproximadamente un grado, pero en las zona de permafrost en los últimos 70 años se ha registrado un calentamiento de hasta cuatro grados.