El fin de semana el expresidente Vicente Fox Quesada fue noticia debido a los comentarios hechos en contra de Mariana Rodríguez Cantú, esposa Samuel García, uno de los precandidatos a la presidencia El panista llamó a Mariana Rodríguez “dama de compañía”, provocando el enojo en los ciudadanos y ahora el de los integrantes de Movimiento Ciudadano, quienes emprenderán acciones contra él.
Jorge Álvarez Máynez, diputado de Movimiento Ciudadano y coordinador de campaña de Samuel García, reveló que presentó una denuncia contra Fox ante el INE por ejercer violencia de género en contra de Mariana Rodríguez. A esto se suma que la cuenta de X del exmandatario recibió tanto rechazo que hoy está suspendida indefinidamente.
En los últimos meses, las denuncias por violencia política de género (VPG) han sido recurrentes, toda vez que estamos en medio de una contienda electoral en la que tanto actores políticos como medios de comunicación han hecho juicio hacia las mujeres fijándose en otros aspectos más allá de su carrera política. Esta práctica abarca la violencia física, sicológica y simbólica, además de la patrimonial, la económica y, en el último de los casos, el feminicidio.
Esto se ve en la práctica con la fijación que se da a las mujeres en su situación sentimental y aspecto físico, o bien, al restar mérito a su trabajo por argumentar que lo tienen gracias a un hombre, que es el que toma las decisiones importantes.
Parte de esto es lo que se le ha señalado a Vicente Fox y a muchas otras personas que cosifican a Mariana Rodríguez y la tachan de ser solo un acompañamiento para Samuel García en su campaña electoral. Si bien su presencia en redes sociales lo ha ayudado a impulsar su imagen, comentarios como los del expresidente pueden catalogarse como violencia de género y, con ello, ameritan una sanción.
Este tipo de violencia puede ser ejercida por servidores públicos, ministros de culto, agentes del estado, compañeros de trabajo, dirigentes partidistas, militantes y también por entes privados y medios de comunicación.
La violencia política de género constituye un delito electoral que conlleva sanciones que van desde multas hasta disculpas públicas y la inscripción a un padrón de personas violentadoras de género, algo que restringiría los derechos político-electorales. El grado de la sanción dependerá de la persona que haya cometido los actos.
Para esto, el INE establece varias formas en las que una persona podría ser sancionada por ejercer VPG y el órgano encargado de dictar la sentencia es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Estas abarcan desde amonestación pública, suspensión de derechos partidistas o inhabilitación para ejercer puestos de elección popular o en la administración pública, así como el ordenamiento para ofrecer una disculpa pública a la persona afectada.
La máxima sanción que tendría una persona por insultar a una mujer meramente por razón de género podría ser precisamente la inhabilitación para ejercer puestos públicos, una multa que será establecida por la Sala Regional Especializada del TEPJF y la garantía de no repetición. A esto se suma que la persona sancionada quedaría inscrita en el Registro Nacional de Personas Sancionadas (RNPS).
Denunciar la violencia política con razón de género es útil porque representa un problema que afecta la participación de las mujeres en la vida política del país. También sirve para identificar a las personas que tratan de menoscabar a las mujeres en el ejercicio de sus derechos político-electorales. En los últimos años se han registrado varios casos de servidores públicos sancionados; el más recurrente es de Alberto Ruiz Flandes, expresidente municipal de Altotonga, Veracruz, quien ha sido señalado en al menos 11 ocasiones desde 2020 a la fecha.
En Puebla, recientemente la exalcaldesa Claudia Rivera Vivanco obtuvo una victoria en contra de diferentes medios de comunicación y periodistas que ejercieron violencia política de género en su contra durante el proceso electoral del 2021. Entre los señalamientos, dichos espacios y comunicadores juzgaron a la morenista por su aspecto físico y otras vertientes, lejos de su actuar político.