Educación superior, un ámbito en el que persisten múltiples barreras

Educación superior, un ámbito en el que persisten múltiples barreras

Foto: FreePik

El 26 de noviembre se conmemora en todo el mundo el Día Mundial de Acceso a la Educación Superior, un grado académico que sirve para la formación profesional. La existencia de esta efeméride tiene como objetivo crear conciencia acerca de las dificultades que atraviesan miles de personas en todo el mundo y las marcadas desigualdades que impiden cursar el nivel superior de estudios.

 

De acuerdo con la UNESCO, la educación superior es de suma importancia para la formación humana, por lo que es necesario hacer que este servicio sea universal y accesible para toda la población, para cumplir con los objetivos de desarrollo sustentable de la ONU.

 

Cursar los estudios superiores no significa únicamente que una persona esté inscrita en una institución, por ejemplo, la universidad, sino que también implica generar las condiciones para que todos los estudiantes tengan las mismas opciones de desarrollo en sus estudios. Esto incluye la facilidad de que todas las personas, sin importar su origen étnico, socioeconómico, religión, edad y orientación sexual puedan acceder y terminar una carrera.

 

Si bien en México la educación se reconoce como un derecho constitucional, la realidad es que, por diferentes circunstancias, las personas no siempre tienen la posibilidad de inscribirse a una carrera, y tampoco tienen los suficientes recursos para terminarla. Esto es algo que se da a conocer en la Encuesta Nacional Sobre el Acceso y Permanencia en la Educación (ENAPE), elaborada por el INEGI en el ciclo escolar 2021-2022.

 

En esta encuesta se concluyó que en México hubo un total de 33 millones de personas de tres a 29 años inscritas a todos los niveles educativos, de los cuales solamente 4.2 millones corresponden a estudiantes inscritos al nivel superior, en el que se abarca la licenciatura, técnico superior, maestría y doctorado.

 

Ahora bien, a pesar de que esa cantidad se inscribe, no todos pudieron terminar la carrera. En la ENAPE se dio a conocer que únicamente 28.3 millones lograron concluir el ciclo escolar 2021-2022, es decir, 4.7 millones de desertores. De toda la población estudiantil de nivel superior, el 8.1 % abandonó la carrera, una ligera reducción comparada con el ciclo escolar anterior, que fue de 8.8 %.

 

Respecto a los motivos por los que la gente no concluye sus estudios en nivel superior, la encuesta detalló que en el ciclo escolar pasado, 1.8 millones de personas nunca han asistido a las aulas. De estas, los grupos de 18 a 22 años y de 23 a 29 años fueron los más significativos, sumando un total de 209,300 personas.

 

En el primer grupo etario una de las principales causas es que la población de 18 a 23 años, 54,000 individuos, nunca asistió a la escuela, el 41.6 % por discapacidad física o mental, siendo un total de 22,464 personas. La segunda causa más frecuente fue la necesidad de trabajar, con un total de 15.7 %, es decir, 8,478 personas que argumentaron esto. Por último, el 14.2 % de los encuestados, 7,668 personas, dijeron que la causa de su ausencia en las clases es precisamente la falta de dinero y recursos para sus estudios.

 

En lo que respecta al grupo de 23 a 29 años, 155,300 personas, el principal motivo de no asistencia a la escuela fue la falta de recursos y dinero, con un porcentaje de 24.4 %, es decir, 37,893 afectados. El segundo motivo más fuerte fueron las discapacidades físicas y mentales, con un 22 %, 34,166 personas que declararon esto como el motivo por el que no accedieron a nivel superior.

 

Sin embargo, estas no son las únicas vertientes por las que una persona deja de lado sus estudios, pues en los últimos años han surgido otras razones por las que la gente abandona la escuela. Uno de estos motivos es el rezago con el que llegan los estudiantes del nivel medio superior, pues a pesar de que en las universidades se regulariza a los estudiantes más rezagados, la realidad es que muchos llegan con atraso en áreas como matemáticas y lenguaje, por lo que se ven obligados a renunciar.

 

Otro de los motivos es que los estudiantes llegan con ciertas expectativas a la carrera y, al darse cuenta de la realidad, deciden dejar de asistir o completamente se dan de baja de la carrera. Esto sucede también con aquellos estudiantes que se inscriben a una carrera sin estar convencidos de cuál es su vocación de vida.

 

En el informe más reciente del INEGI, se detalló que en el 2023 se inscribieron un total de 4’032,931, por lo que aún es una incógnita cuántas personas culminarán este grado académico; no obstante, cabe señalar que si bien la universidad y los estudios superiores en general son importantes, en la actualidad concluir una carrera ya no es el único fin de la realización personal.

 

En un mundo en el que se premian más las capacidades sobre las calificaciones y/o certificaciones, una persona que concluye una carrera en forma y obtiene un título, no tiene un futuro asegurado, ya que otro que estudió y no culminó, pero por iniciativa propia adquirió y perfeccionó sus conocimientos, tiene oportunidad de aspirar a ciertos puestos de trabajo.

 

Esto no quiere decir que los estudios no sean necesarios, ya que en algunas áreas la certificación de los estudios es indispensable para desarrollar. Asimismo, acudir a la escuela es vista como una forma de adquirir conocimientos de manera constante.

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