La Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático de la Cámara de Senadores aprobó una iniciativa con la que se planea poner fin a los shows de animales. No es la primera vez que se impulsa una propuesta así, pues en los últimos años se ha buscado erradicar el sufrimiento de los animales que entretienen a los humanos, aunque no siempre con buenos resultados.
Se trata de una reforma presentada por la diputada federal Karen Castrejón Trujillo del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), con la que se pretende modificar la Ley General de Vida Silvestre en el artículo 60 Bis. El objetivo es acabar definitivamente con los espectáculos en los que se usan mamíferos marinos como un medio de entretenimiento, además de terminar con la reproducción exacerbada que no sean con fines educativos.
El primer paso fue su aprobación en la Cámara de Diputados el 18 de octubre del 2022. Luego fue turnada al Senado y, como otras iniciativas, pasó por parlamento abierto para su discusión y, posteriormente, se aprobó en la comisión del Senado.
Dicho artículo señala lo siguiente en el párrafo cuarto: “Queda prohibida la utilización de ejemplares de mamíferos marinos en espectáculos itinerantes”. Esto incluye cetáceos como delfines, orcas, ballenas y marsopas, así como pinnípedos que abarcan focas, otarios y morsas, al igual que sirenios como manatíes y otras especies como nutrias marinas.
Está redactado de tal manera porque, al momento, solamente contempla lo estipulado por otras reformas que prohibieron el uso de animales para espectáculos como circos o ferias que van de un lugar a otro. Con la nueva modificación se plantearía que ninguna especie o ejemplar sea utilizado para este tipo de shows fijos, es decir, en acuarios o parques, y tampoco deberán ser reproducidos para otro fin que no sea de investigación científica o para preservación.
La reforma, en caso de ser aprobada, quedaría de la siguiente manera: “Queda prohibida la utilización de ejemplares de mamíferos marinos en espectáculos fijos o itinerantes; así como en cualquier actividad cuya finalidad no sea la investigación científica o con propósitos de enseñanza, para su conservación y preservación. Queda prohibido hacer la reproducción de ejemplares de mamíferos marinos bajo manejo intensivo cuya finalidad no sea la reintroducción, la repoblación o la translocación”.
También se obligaría a los poseedores de ejemplares a que, en un plazo no mayor a 90 días luego de su entrada en vigor, elaboren un inventario detallado de cuántos ejemplares tienen, en qué condiciones están y otras especificaciones. Este lo entregarán a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), así como a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Por último, la iniciativa también contempla que los ejemplares ya registrados ante las autoridades competentes sigan en sus funciones hasta el día de sus muertes, aunque deberá garantizarse su manejo de acuerdo con los planes que garanticen su vida digna y en buenas condiciones.
Como toda iniciativa, todavía se discutirá en el pleno del Senado para su posible aprobación y entrada en vigor. Esta no sería la primera ocasión en que se impulsa una ley con el mismo objetivo, ya que en el pasado se acabó con este tipo de shows itinerantes, en los circos.
En marzo de 2014, el senador Jorge Emilio González Martínez, también de PVEM, presentó una iniciativa para modificar el artículo 78 de la Ley General de Vida Silvestre y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, con el fin de prohibir el uso de animales silvestres en espectáculos itinerantes. Las reformas se aprobaron con un total de 270 votos a favor, 66 en contra y 40 abstenciones, pero lejos de ser algo positivo, terminó en tragedia para cientos de animales.
La ley entró el 8 de julio de 2015 y con ello los propietarios de animales tenían un plazo de 180 días para readaptar sus espectáculos y entregar a los animales a las instancias correspondientes que, en teoría, se harían cargo de ellos. En ese momento, la Semarnat tenía censados a 80 circos que acumulaban cerca de 1,298 ejemplares que les fueron entregados, pero casi todos murieron.
Solamente se supo del paradero de 300 animales, pues en los meses posteriores a la aprobación de la ley, los dueños de circos se vieron obligados a deshacerse de ellos, ya sea dándolos como donativo en zoológicos particulares o vendiéndolos a coleccionistas. Las autoridades ambientales como la Profepa y la Semarnat advirtieron que quienes no acataran las indicaciones podrían ser acreedores de una multa económica de 50 a 50,000 salarios mínimos o clausura de los negocios.
El resultado fue que el resto de animales murió a manos de las dependencias o de los propios circos que ya no podían emplearlos para sus funciones, solo podían exhibirlos y debían mantenerlos en jaulas. De igual manera, los que fueron vendidos o donados nunca tuvieron un seguimiento por parte de los legisladores o autoridades para cerciorarse de que quedaron en un lugar que les diera un buen trato, pues ni siquiera había un padrón claro que esclareciera el paradero de los ejemplares.
A esto se suma que también faltan otros espectáculos en los que se hace sufrir a animales para el entretenimiento de las personas. Los más recurrentes y contra los que se han planteado diversas iniciativas son las corridas de toros y las peleas de gallos, espectáculos siguen siendo legales en casi todo el territorio nacional.
En nuestro país, actualmente, solo cinco estados prohíben las corridas de toros: Quintana Roo, Sonora, Guerrero, Coahuila y Sinaloa. La primera ley estatal que acabó con esta práctica apenas tiene diez años y fue en Sonora, mientras que la más reciente se dio en Sinaloa en el 2022. En otras entidades como Puebla o la Ciudad de México hay iniciativas que se metieron a la “congeladora”, porque diversos grupos pro taurinos se han pronunciado en contra de acabar con la fiesta brava.
Sin embargo, diversas asociaciones que luchan por los derechos de los animales abogan por terminar con el sufrimiento innecesario de otras especies que solo sirve para satisfacer el ocio humano.