Como cada año, el 15 de noviembre se conmemora el Día Mundial Sin Alcohol, una fecha que como bien explica, exhorta a la gente a no ingerir bebidas embriagantes y, en cambio, llama a la reflexión sobre los daños que provocan al cuerpo. Si bien las bebidas alcohólicas son algo con lo que convivimos casi a diario, la realidad es que causan mucho daño, inclusive más que algunas sustancias ilegales.
A diferencia de otras drogas ilegales, el alcohol es una sustancia cuya ingesta no está mal vista, al menos no al mismo grado que la marihuana, por ejemplo, pero que no por eso deja de causar daños en igual o mayor medida. Es tan aceptada en la sociedad que hay quienes inclusive no la reconocen como una droga, aunque en los hechos sí lo sea, pues tienen efectos nocivos en el cuerpo, al igual que el tabaco.
Sin embargo, para la mayoría de las personas los efectos a corto, mediano y largo plazo parecen tenerlos sin cuidado, ya que no siempre se consideran al momento de tomar. Nuestro país es uno de los que más consumen cerveza, con un aproximado de 8,660 millones de hectolitros cada año, colocándose en quinto puesto a nivel mundial, de acuerdo con la plataforma Statista.
En lo inmediato, el alcohol tiene efectos en el cuerpo y estos se ven principalmente en el detrimento de las funciones cognitivas. Al ingerir alcohol, este ingresa por el sistema digestivo y de ahí pasa al torrente sanguíneo, donde puede permanecer hasta por 18 horas, hasta que es procesado por el hígado.
Además, tiene efectos como irritación gastrointestinal, afectación del ritmo cardíaco, dilata los vasos sanguíneos y la respiración se ve alterada al igual que la coordinación motriz, la visión y la capacidad auditiva. Otros efectos del alcohol son la desinhibición y excitación, al mismo tiempo que deprime los nervios, entorpeciendo el habla y el juicio.
Beber en exceso en un lapso corto provoca que las personas puedan padecer una intoxicación etílica en la que entran a estado de coma y, en el peor de los casos, termina con la vida de los afectados.
En el largo plazo. Los efectos del alcohol son más graves, ya que la irritación constante produce gastritis, daña al corazón, en algunos casos llegando a la insuficiencia cardíaca. El órgano que resulta más dañado es el hígado, ya que al ser el encargado de procesar las sustancias nocivas, como el alcohol, se deteriora al grado de una falla hepática que deviene en cirrosis.
Asimismo, con el consumo prolongado se van generando trastornos mentales, tales como pérdida de la memoria, poca capacidad de concentración, lento aprendizaje e inflamación de los nervios. Los riesgos se incrementan si la ingesta es constante en personas menores de 25 años, puesto que antes de esa edad la corteza prefrontal aún no está completamente desarrollada, por lo que su crecimiento se ve atrofiado con el alcohol.
El alcohol tiene otro tipo de consecuencias en las que no solamente se ven afectadas las personas que lo ingieren. Es común que cada año las cifras de muertes relacionadas por el consumo de alcohol sean altas. La Comisión Nacional de Adicciones indicó que los accidentes automovilísticos ocasionados por consumo de alcohol son la primera causa de muerte en las personas de 20 a 39 años.
Por si fuera poco, también se dan diferentes problemas como la poca convivencia social cuando ya se es adicto, proliferan problemas familiares y laborales, al igual que se empiezan a dar episodios sicóticos, lapsos de violencia, incluida violencia familiar, y mayor deterioro de las relaciones sociales y familiares.
El consumo arraigado en la sociedad se sustenta en el hecho de que cerca del 70 % de la población en el país consume o ha consumido alcohol, además de que cerca de 27 millones de mexicanos tienen o han tenido problemas con el consumo excesivo de alcohol. A nivel mundial la cifra es todavía más alta, ya que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay 2,300 millones de personas que consumen este tipo de bebidas, es decir, casi un tercio de la población.
El hecho de que sea legal no quita los daños que ocasiona, más allá de lo que se comentó anteriormente, cuando se compara con otras drogas. Un reporte de la agencia Reuters señaló que el Comité Científico Británico en Drogas (ISCD) concluyó que el alcohol es más dañino para el organismo que el crack y la heroína, dos sustancias altamente adictivas y mundialmente prohibidas para uso lúdico.