Especies invasoras: los graves daños que pueden ocasionar al medioambiente

Especies invasoras: los graves daños que pueden ocasionar al medioambiente

Foto: Unsplash

El colombiano Pablo Escobar será recordado, entre otras cosas, por ser uno de los capos de la droga más influyentes en la historia del mundo, pero también porque marcó para siempre la biodiversidad de su país. Entre los numerosos lujos que tenía el narcotraficante se enlista un zoológico privado en la Hacienda Nápoles, a donde llevó los hipopótamos que hoy son una especie invasora en Colombia.

 

En un inicio, Escobar adquirió un total de cuatro ejemplares, un macho y tres hembras, pero tras su muerte en 1993 todos quedaron libres en la cuenca del río Magdalena. De esos cuatro hipos, el problema escaló al punto donde se cuentan más de 160 ejemplares, por lo que ahora una de las opciones más viables para controlar su población es sacrificarlos.

 

El gobierno de Colombia, encabezado por el presidente Gustavo Petro, ha optado por una medida drástica para disminuir la proliferación de los hipopótamos en otras partes del país. Aunado esto, también se planea esterilizar a cierta cantidad de ejemplares y reubicar a otros en zoológicos de otras naciones, pues en la actualidad la especie es un gran peligro para la biodiversidad colombiana y para los habitantes que conviven diariamente con ellos.

 

Las especies invasoras, o exóticas, como los llamados “hipopótamos de la cocaína”, tienen su origen en gran parte gracias a la intervención humana en los ecosistemas. Unas de gran tamaño pueden, en teoría, controlarse más fácilmente porque su población es muy notoria, pero otras constan inclusive de microorganismos cuyo lugar de alojamiento las hace difícil de controlar.

 

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Las especies invasoras se definen como aquellos organismos que no son originarios (nativos) de un país o de una región específica, pero que aun así están presentes gracias a su introducción intencional o accidental, casi siempre por causa de los humanos. Al entrar a un nuevo ecosistema suceden dos cosas: la primera es que mueren al no tener un sitio con las características que requieren para sobrevivir, y la segunda es que se adaptan y empiezan a reproducirse y expandirse, lo que supone un gran riesgo para las especies que sí son nativas.

 

Al encontrar un ecosistema apto para sobrevivir, las especies invasoras empiezan a proliferar descontroladamente, lo que supone más competencia para las especies nativas en cuanto a alimento se refiere. Además de esto, algunas especies también son nuevos depredadores, por lo que no solo se afectan de manera indirecta en la lucha por recursos, sino que también supone un riesgo por la depredación directa.

 

En casos como los hipopótamos, estos son más peligrosos porque ni siquiera son sencillos de controlar por los humanos. En primer lugar, los hipopótamos no tienen depredadores en Colombia, algo que sí sucede en África con los leones, leopardos, hienas y demás animales carnívoros. Por parte de los humanos, tampoco es fácil controlarlos debido a que son animales altamente territoriales y agresivos que en su continente de origen causan más muertes que los grandes felinos.

 

 

Cualquier especie exótica que llegue a un entorno donde encuentra condiciones adecuadas para vivir, empezará a cambiar su comportamiento en comparación con su lugar de origen. Esto influirá también en sus hábitos reproductivos, por lo que pueden contarse en grandes cantidades en un periodo de tiempo relativamente corto desde su introducción.

 

Nuevamente ejemplificando con los hipopótamos colombianos, en el río Magdalena tienen un ecosistema rico en alimentos, al ser un atractivo turístico las personas les proveen recursos y no tienen competencia o un depredador natural, lo que facilita que se reproduzcan rápidamente, razón por la cual hoy en día se cuentan por casi dos centenas.

 

Otra vertiente es que con ellos llegan otro tipo de organismos que invaden en diferentes escalas.  Esto se ve con los parásitos y otros patógenos como virus o bacterias que lleva una especie a otro entorno, para los que las especies nativas no están preparadas, pues su evolución no los ha dotado de las defensas necesarias para sobreponerse a ellos.

 

Sus impactos, además de la introducción de patógenos y ser una competencia más para las especies nativas, se ve en que precisamente acaban con estas debido a que tienen más facilidades para adaptarse al entorno y ganar los recursos.  Sí una especie acapara la mayoría de los recursos y espacios de supervivencia, como las madrigueras o nidos, lo más probable es que las especies originarias terminen por extinguirse o desplazarse a lugares cada vez más lejanos.

 

A esto se suma que también son factores de alteración en los ciclos de un ecosistema. Una de las máximas urgencias por la que se llama a exterminar a los hipopótamos en Colombia es que, debido a su gran tamaño, son capaces de mover los sedimentos y componentes de la cuenca del río Magdalena. Además, su producción de desechos puede contaminar el agua y con ello hacer que las especies no puedan introducirse nuevamente ahí por cambios en el pH del agua.

 

Todo lo anterior no solo se queda en los cambios en los ecosistemas, ya que a gran escala también afectan a la economía. Por ejemplo, si una especie acaba con otra que sirve económicamente a los humanos, como los peces, esto trae ocasiona que las comunidades que dependen de la pesca ya no puedan recurrir a esta actividad. Otras, como los caracoles, arrasan con los cultivos en algunas regiones, mermando en las producciones y golpeando directamente a la economía

 

Por si fuera poco, las especies invasoras también repercuten en nuestra salud, teniendo uno de los ejemplos más notables en la introducción de mosquitos tigre a otros ecosistemas, pues se sabe que son vectores transmisores de enfermedades graves para los humanos.

 

De acuerdo a la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, en el mundo hay un aproximado de 3,500 especies invasoras de animales, plantas y microorganismos.  La principal repercusión de estos es que contribuyen al 60% de las extinciones registradas en todo el mundo, según información de la plataforma Mongabay.

 

En México el número es un tercio en comparación al del registro mundial, ya que, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en nuestro país se registran 1,100 especies invasoras que provienen directamente de norte y Sudamérica, Oceanía, Asia, Europa y África. Dicha dependencia se encarga de monitorear al menos a 200 de estas especies exóticas, ya que con esto se pretende reducir sus impactos en los ecosistemas nacionales.

 

Para muchas personas la idea de sacrificarlas suena demasiado drástico, pues se cree que pueden llevarse a sus lugares de origen y/o introducirlos en ecosistemas controlados como zoológicos; no obstante, esto no es viable en todos los casos y para entenderlo hay que revisar nuevamente el caso de los “hipopótamos de la cocaína”.

 

Llevarlos a zoológicos representa un riesgo principalmente para quienes estén a cargo de dicha tarea, pues como se comentó anteriormente son una especie altamente agresiva, rápida y muy territorial. Tratar de llevarlos a África de nuevo es una idea aún peor, pues hay diferentes razones por la que esto es un peligro para los ejemplares en ese continente.

 

En primer lugar, estos 169 hipopótamos un día iniciaron con solo cuatro, lo que quiere decir que ya se reprodujeron entre consanguíneos, acentuando los defectos congénitos que los hacen vulnerables a distintos padecimientos.  En suma, al vivir tanto tiempo en Colombia estos ya tienen dentro de su cuerpo distintos organismos y parásitos que, al llevarse a África, representan otra especie invasora para los hipopótamos y demás especies nativas, por lo que reintroducirlos a su hábitat original no es una opción viable.

 

Sacrificarlos significa una de las formas más eficientes y rápidas de empezar a controlar a las especies invasoras que arrasan con las nativas. Ejemplo de ello es lo que hizo Australia hace un par de años con los millones de gatos que vagaban libremente por los bosques nativos. Los gatos. que un día fueron animales de un hogar, posteriormente se convirtieron en fauna feral, es decir, que se hicieron salvajes y empezaron a cazar a las especies nativas, principalmente a los pequeños marsupiales.

 

Por ello en 2021 se decidió sacrificar a más de 2 millones de gatos ferales para revertir en gran medida la situación. Ahora, sacrificar algunos ejemplares de los hipopótamos de Pablo Escobar significa empezar a controlar la creciente población que no solo afecta a los ecosistemas, sino también es un riesgo para los humanos.

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