El presidente Andrés Manuel López Obrador pretende convertir el rescate de las líneas ferroviarias y el regreso de los trenes de pasajeros en una de las insignias más importantes de su administración. Para ello, ha impulsado varios proyectos.
Aunque el Tren Maya es uno de los que más ha llamado la atención, destaca que la administración lopezobradorista pretende construir más de 3,000 kilómetros nuevos de vías ferroviarias en México. Estos proyectos son para Oaxaca, Chiapas, Veracruz y, recientemente, una línea entre Puebla y Tlaxcala.
Sin embargo, muchos se cuestionan sobre la viabilidad de estos proyectos, el costo-beneficio y la importancia que se le está dando al rescate de un sistema de transporte que, hace más de dos décadas, fue privatizado y relegado al transporte de carga.
Los ferrocarriles y su privatización
Fue en octubre de 1873 cuando el presidente Sebastián Lerdo de Tejada inauguró la primera línea de ferrocarriles que conectaba la Ciudad de México con el puerto de Veracruz.
A 150 años de dicho acontecimiento, la historia de los ferrocarriles en nuestro país está formada por varios episodios, como la Revolución Mexicana, donde este medio de transporte tuvo una gran importancia.
En su momento, estos ferrocarriles estuvieron concesionados a través del organismo denominado Ferrocarriles Nacionales de México, creado por el presidente Porfirio Díaz. Operó por varias décadas, después de que, en 1937, fueron expropiados y nacionalizados por Lázaro Cárdenas.
Los cambios políticos y económicos que sufrió nuestro país con la llegada del neoliberalismo afectaron principalmente a estos trenes de pasajeros. Por lo que el presidente Ernesto Zedillo decidió privatizar Ferrocarriles Nacionales de México.
Fue en 2001 cuando finalmente desapareció este organismo. Aunque desde cinco años antes ya habían dejado de prestar servicio de pasajeros en varias de sus redes, funcionó únicamente como transporte de carga para empresas de diferentes rubros.
En su momento, uno de los argumentos para dejar de utilizar este medio de transporte fue que las personas no lo usaban con la misma frecuencia y que los ingresos generados no eran suficientes para su operación.
¿Por qué retomarlos?
Los diferentes proyectos para restablecer los trenes de pasajeros en el país tienen una perspectiva turística, pues algunos de ellos tienen como fin recorrer zonas con este propósito, como el Tren Maya.
Pero otros proyectos tienen como meta ayudar a la movilidad de pasajeros en zonas con conflictos viales terrestres, ante el incremento de vehículos y habitantes en estados como la Ciudad de México, Puebla y otros del centro del país.
Uno de los proyectos anunciados recientemente busca atravesar casi una veintena de municipios de Puebla y Tlaxcala, ofreciendo otra alternativa de movilidad para quienes viajan diariamente entre estas dos entidades por cuestiones laborales o escolares.
Otro proyecto es el Tren Suburbano que va de la Ciudad de México hasta el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, otro de los proyectos insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Finalmente, encontramos el Tren Interurbano, que va desde Tacubaya, en la Ciudad de México, hasta Toluca, en el Estado de México. Una obra que recorre 60 kilómetros y permite agilizar la conectividad entre ambos destinos.
A nivel mundial, los trenes de pasajeros agilizan el tiempo de traslado en distancias medianas y largas, reduciendo el número de automóviles en autopistas y carreteras. Además, representan un menor costo para los pasajeros.
Los trenes ligeros, como los que forman parte del sistema Metro en la Ciudad de México, son otra alternativa de movilidad promovida por diversos gobiernos para agilizar el traslado de las personas.
Una adecuada distribución de las líneas de este tipo de trenes permite reducir el congestionamiento vial en las grandes ciudades. Esto también se traduce en otros beneficios, como la reducción de emisiones contaminantes de los vehículos.
Aunque varias ciudades de Europa demuestran que este modelo de transporte es viable, es necesario tener una correcta planificación. De lo contrario, pueden ser proyectos costosos para los gobiernos si las personas no los utilizan, como en el caso del tren turístico Puebla-Cholula.
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