Tan sorpresivamente y en cuestión de unas pocas horas, el huracán “Otis” incrementó su intensidad repentinamente al entrar a México por las costas de Acapulco. Lo que al principio se pronosticó como una tormenta tropical, rápidamente se convirtió en un huracán que de inmediato llegó al punto más alto de categoría 5, dejando a su paso afectaciones, destrucción y pérdidas humanas.
El huracán Otis fue una sorpresa en muchos sentidos, desde su meteórico aumento de fuerza, hasta las devastadoras afectaciones que se han registrado, donde al menos 27 personas perdieron la vida y se reportan cuatro más cuyo paradero es desconocido. Lo único que no fue una sorpresa fue la poca previsión que se dio desde el gobierno federal, pues en la presente administración tuvieron la “brillante” ocurrencia de eliminar el Fondo de Desastres Nacionales (FONDEN).
El 21 de octubre de 2021, el Senado de la República, dominado por los legisladores del oficialismo de Morena, PT y Verde Ecologista, aprobó la desaparición de 109 fideicomisos, en los que se incluía el FONDEN. Este fondo se creó en 1996 y empezó a operar en 1999, con el objetivo de rehabilitar la infraestructura pública, pero también para reparar vivienda de personas de bajos recursos y algunos ecosistemas que se hayan afectado en medio de un desastre natural.
El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yoro, aseguró ante el Senado que los recursos del FONDEN todavía existen, solo que con la eliminación de los fideicomisos hace dos años reasignaron el dinero a los gobiernos estatales u otras dependencias, como la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).
Ahora que no hay FONDEN, el futuro de Guerrero es incierto, ya que hasta el momento, con las comunicaciones todavía muy limitadas, las imágenes del desastre causado por Otis son abrumadoras. No solo se dañaron obras en las cercanías de la playa, sino que se tiene registro de hospitales con daños estructurales y pacientes que quedaron expuestos a las ráfagas de viento del huracán.
Las calles de Acapulco se aprecian completamente devastadas, lo mismo que los negocios, supermercados y hoteles que ya no son ni la sombra de lo que fueron. Pese a todo lo que ya se vio, aún falta que se haga un recuento final de los daños, en el que posiblemente se registrarán más muertes y aún más afectaciones en las colonias populares.
Las autoridades del gobierno de Guerrero, “encabezado” por Evelyn Salgado Pineda, así como el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aún no se han aventurado a dar un estimado de los daños totales y a cuánto ascendería reparar todo.
Este es un escenario que ya se ha visto en México, donde se tuvieron que emplear miles de millones de pesos para revertir la devastación.
Un fenómeno natural que terminó en tragedia en México fue el huracán “Gilberto”, que con su categoría 5 golpeó las costas de Quintana Roo y Yucatán el 14 de septiembre de 1988. Se registraron vientos de hasta 375 kilómetros por hora (Km/h). Gracias a esto, por años se le consideró como el más intenso que ha surgido en el Océano Atlántico, pero en 2005 fue superado por “Wilma”.
En su paso por territorio nacional dejó más de 225 personas muertas, otros 51,610 damnificados y un aproximado de 140,000 personas evacuadas de la zona de riesgo. Se tuvo conocimiento de 35,000 damnificados en Yucatán y 60,000 viviendas fueron destruidas, mientras que las embarcaciones que estaban en la costa quedaron sumergidas en las playas.
En Cancún, se supo de barcos pesqueros de grandes dimensiones que encallaron y así permanecieron por días hasta que fueron devueltos al mar. Al igual que hoy se ve en Guerrero, los hoteles de Cancún quedaron deteriorados por las ráfagas de viento. En su avance por otros estados como Coahuila y Nuevo León, también se dieron inundaciones y vientos torrenciales, pero no igual que en Quintana Roo y Yucatán.
Al día de hoy se sabe que las afectaciones a la infraestructura, hogares de la población y los campos de cultivo en ambos estados dejaron daños equivalentes a más de 76 millones de dólares. De acuerdo con el tipo de cambio de 2023 con la inflación, esto significarían cerca de 197’979,687 de dólares, aproximadamente 3,595’039,883 de pesos.