Los memes de moda en este mes parecen ser las convocatorias para hacer bailes masivos de TikTok con la intención de frenar el conflicto armado entre Palestina e Israel. Esta acción que busca hacer un frente digital ante las problemáticas mundiales forma parte del conocido “activismo de sillón” o “clictivismo” y puede ser un arma de doble filo si no se emplea de una forma adecuada.
Esta tendencia por generar movimientos digitales que apoyan a diferentes ideologías ha estado presente desde el inicio de las redes sociales, pero se desprende de otras acciones que han logrado consolidarse como la plataforma Change.org, la cual nació en Silicon Valley por allá de 2007. La antesala de este proyecto la podemos encontrar 10 años antes con la creación de MoveOn.org, una plataforma dirigida a los estadounidenses para apoyar y participar en campañas progresistas.
A partir de ese momento, se acuñó el término de “clictivismo” el cual describe la tendencia de compartir, expresar y divulgar inquietudes y pensamientos con el fin de provocar acciones a favor de cualquier tipo de causa o en contra de una situación en particular. Para esto se utilizan herramientas o plataformas abiertas de internet como las redes sociales, las cuales ahora funcionan como un eje principal de comunicación y difusión.
La efectividad de esta práctica ha sido cuestionada en reiteradas ocasiones. Quiénes no comparten la idea del activismo digital le han dado una nueva denominación bajo criterios peyorativos: “slacktivismo”, que es una mezcla de los anglicismos activism (activismo) y slacker (holgazán, vago, ocioso, flojo), usada para describir un cúmulo de actividades que no generan impacto en la vida real, pues solo funcionan para aumentar la sensación de bienestar de los ciudadanos que las efectúan.
El rechazo no radica en la intención de ayudar, más bien en la falta de acciones concretas que busquen incidir dentro de las problemáticas. El movimiento Black Lives Matter en 2020, creado tras el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis, propició un movimiento digital en Instagram, impulsado principalmente por influencers y lideres de opinión, bajo el hashtag #BlackOutTuesday, que pretendía educar sobre racismo con recomendaciones de libros, ensayos o documentales. Para esto debías publicar un cuadro negro en tu feed, publicaciones que se perdieron en la red como cualquier otra imagen. La acción causo descontento y miembros del colectivo Black Lives Matter emitieron un comunicado pidiendo que el hashtag dejara de ser usado.
Pero ¿es posible generar acciones concretas mediante el uso de internet? Lo cierto es que esta herramienta nos permite tener un rango amplio de comunicación. La periodista estadounidense Jia Tolentino define las expresiones de solidaridad en la red mediante su libro Falso Espejo: reflexiones sobre el autoengaño, como un modo de escucha performativo: “Las etiquetas, los retuits y los perfiles muestran que la solidaridad en internet va unida de manera inextricable a la visibilidad, la identidad y la autopromoción. Mientras tanto, los mecanismos reales a través de los cuales la solidaridad política se representa, como las huelgas o los boicoteos, siguen existiendo en los márgenes de la sociedad”.
De esta forma, podemos entender al activismo digital como una plataforma para consolidar estructuras que después puedan tener una injerencia, tanto de forma local como internacional, por lo que no daremos todo por perdido.
Ayuda en Acción, la primera organización no gubernamental de asistencia al desarrollo de comunidades bajo el esquema de donaciones en España y con presencia en Latinoamérica, ha logrado mantenerse gracias al éxito de sus campañas digitales, recurriendo al “clictivismo”, pero al mismo tiempo generando incidencia al buscar apadrinamientos que se obtienen de donaciones.
@ayudaenaccion ¿Y tú? ¿Qué cambiarías de un festival para que fuese más sostenible? ???? Por una juventud consciente ???? Os leemos ✨
♬ sonido original - Ayuda en Acción - Ayuda en Acción
Esta organización recomienda que, para tener éxito en campañas de activismo digital, lo primero que debes tener es una estrategia, ya que el objetivo no deben ser las acciones puntuales, lo que se quiera lograr a largo plazo, y dentro de ello habrá acciones y muchas otras campañas físicas.
También se recomienda conectar lo global con lo nacional y lo local. Para ello, lo digital es un gran aliado, porque permite ver cómo se están alcanzando éxitos en otros países o comunidades. Así como se debe tener una estructura participativa con responsabilidades y acciones a generar.
Esta es una forma de generar estrategias mediante plataformas digitales sin recaer en el llamado “slacktivismo”, aunque no se restringe a fundaciones, también se pueden hacer convocatorias para todo tipo de acciones, que bajo el plan de estrategia pueden tener una incidencia a largo plazo y bajo objetivos razonablemente alcanzables.