La alerta sísmica en México, sistema que existe desde hace más de 30 años, ha cambiado la vida de los habitantes al avisar que ocurrirá un temblor con segundos de anticipación. Sin embargo, hay una parte de la población que no puede guiarse por esta alarma y se trata de quienes tienen discapacidad auditiva.
De acuerdo con datos del Censo de Población 2020 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay alrededor de 20 millones 838.108 personas con alguna discapacidad. De ese grupo, cinco millones 104.664 (24,4%) tienen alguna discapacidad auditiva.
Este es el caso de Daniel James Barois Maroney, quien nació en la Ciudad de México en 1985. Él, además de padecer dificultades para escuchar, también tiene discapacidad visual y motriz.
Debido a esto, Barois Maroney se ha percatado de diversas deficiencias en materia de protección civil en la nación latinoamericana, esto en relación a la población con discapacidad.
"Me he dado cuenta de que los esquemas de protección civil carecen de estrategias enfocados en concientizar y capacitar a las personas para apoyar a sus compañeros o familiares que viven con alguna discapacidad (de cualquier índole) para ayudarles a salvaguardar de manera eficiente su integridad física" en caso de un sismo, cuenta en entrevista para Sputnik.
Por ejemplo, en el terremoto de 2017, donde fallecieron más de 360 personas en la zona centro de México, él tuvo que buscar ayuda, ya que el edificio donde laboraba no contaba con medidas para auxiliar a personas con discapacidad.
"El protocolo de protección civil del edificio no tenía alguna estrategia para las personas con discapacidad que se encontraban laborando ahí, que éramos un compañero con insuficiencia respiratoria y que traía tanque de oxígeno, mi compañera con discapacidad visual y yo. Sin embargo, la administración de nuestro piso había comprado una silla especial para bajar por las escaleras a quien lo necesitara. Cuando el sismo golpeó ese día, nosotros tres nos replegamos a una zona marcada en el piso, y bajamos con ayuda de nuestros compañeros cuando el movimiento cesó", recuerda.
La historia del también maestro en psicología organizacional y en dirección y gestión de recursos humanos continúa ocurriendo a pesar de estar vigente desde 2016 la Norma Oficial Mexicana NOM-008-SEGOB-2015, donde se estipulan lineamientos para proteger a las personas con discapacidad en caso de emergencias o desastres, como los temblores. Si bien existe, la capacitación y sensibilización al respecto es escueta en la mayor parte del país latinoamericano.
Una tarea de prevención
Previamente, cuando todavía los teléfonos celulares no contaban con alertas de sismo, que no solo suenan, sino que emiten luces y muestran imágenes especiales, Barois Maroney tenía mayores problemas para replegarse ante un eventual sismo.
"Antes, sin alarmas, no había forma de prepararse o replegarse hasta que se sentían los primeros jalones del temblor. Actualmente, con las alertas como SASSLA o SkyAlert, ya puedo contar con tiempo para replegarme a una zona segura y quedarme ahí cuando inicie [el movimiento telúrico]", narra.
Sin embargo, en localidades donde no se cuenta con sistemas eficientes de telecomunicaciones, saber con anticipación que un sismo ocurrirá se vuelve una tarea titánica.
La directora general del programa EnSeñas, Georgina Vázquez, explicó en una entrevista para el medio Business Insider que, con el fin de auxiliar a la población con discapacidad auditiva en esta situación, además de videos y películas subtituladas, también se pueden emplear pictogramas o contar entre la plantilla laboral con una persona intérprete de Lengua de Señas Mexicano (LSM).
A esto se deben sumar alarmas visuales para que, cuando se active la alerta sísmica emitida por el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES), estas se enciendan y la persona pueda resguardarse en un lugar seguro. En caso de que el servicio eléctrico no funcione, deben existir caminos con señalética visible que muestre las zonas de evacuación.
Para que todas estas medidas funcionen, es primordial hacer simulacros periódicos, con el fin de que cada persona con discapacidad auditiva pueda conocer los pasos a seguir si se origina un terremoto.
¿Qué hacer en caso de sismo?
De acuerdo con la NOM-008-SEGOB-2015, las acciones para apoyar a la población con discapacidad auditiva son:
Pregunta a la persona su nombre y háblale de frente para que pueda leer los labios. Esto se debe hacer aunque tenga aparatos auditivos, ya que esto no es sinónimo de que escuche de manera idónea.
La manera en que menciones lo que está ocurriendo debe ser normal y solo debes hablar más lento si la persona con discapacidad auditiva lo solicita.
La conversación debe hacerse mirando de frente, puesto que, de lo contrario, se puede interpretar como que la charla terminó.
Se pueden prender y apagar luces en repetidas ocasiones para indicar que hay una emergencia. En este caso, se tratará de un temblor.
Si es más fácil, puedes darle un teléfono celular o tablet para escribir algunos enunciados relacionados con el evento.
Comprueba que el mensaje fue comprendido por la persona con discapacidad auditiva. De lo contrario, repítelo.
Otra manera de alertar, comentó Vázquez, es abriendo y cerrando el puño de la mano "para que comprendan que hay un temblor y es necesario tomar medidas para salvaguardarse y no ponerse en riesgo. También hay que pedirle que conserve la calma y que te siga a un lugar más seguro mientras pasa el peligro".
Al finalizar, si no se conoce la LSM, puedes avisar que ya concluyó el sismo a través de mímica o dibujos.
Barois Maroney recomienda que, además de descargar aplicaciones que replican la alerta enviada por el CIRES, el área de informática de las empresas tenga un sistema especial para enviar mensajes a las computadoras de las oficinas para avisar que ocurrirá un movimiento telúrico.
Otro punto que también sugiere es que se procure acompañar a familiares, compañeros de trabajo o de escuela la mayor parte del tiempo, con el fin de que puedan ser auxiliados si una emergencia se suscitase.
Sensibilización y capacitación
Para que estos y más lineamientos en materia de protección civil se apliquen a cabalidad en México, lo primero que debe plantearse en oficinas, escuelas y los hogares es la sensibilización sobre las personas con discapacidad, especialmente auditiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 430 millones de personas en el mundo tiene pérdida de audición discapacitante, es decir, que tiene una pérdida superior a 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor. Esto significa que 5% de la humanidad atraviesa por este problema. La agencia de las Naciones Unidas prevé que, para 2050, la cifra supere los 700 millones, que sería una de cada diez personas.
Ante este panorama, lo ideal en el país latinoamericano y en regiones con alta sismicidad es aplicar protocolos detallados que ayuden a la población en general, tenga o no una discapacidad.
En este tenor, Barois Maroney considera que, al menos en las compañías que cuenten con personal con discapacidad auditiva o de cualquier tipo, las oficinas de este grupo estén en la planta baja, con el fin de agilizar la evacuación ante eventualidades como un sismo. Si esto no es posible, se podría revisar la instalación de toboganes en los pisos donde se cuente con empleados con discapacidad.
Pero, para él, lo más relevante es que los familiares, amigos y empleados pregunten a las personas con discapacidad cómo pueden ayudarles y entender mejor sus necesidades.
"¡Pregunten! Cada persona con discapacidad auditiva vive su vida de forma individual, y cada una tiene necesidades distintas. Lo mejor que se puede hacer es acercarse, preguntar y conocer un poco más de esas personas y empatizar", afirma. (Sputnik)