Hace diez días, el gigante de tecnología Apple fue noticia por su “Apple Event”, en el que anunció sus productos más nuevos y su nuevo iPhone 15. Pese a esto, en días recientes las noticias han girado en torno a un modelo más antiguo, el iPhone 12, ya que se dio a conocer que esa edición, lanzada originalmente en octubre del 2020, emite niveles de radiación por encima de lo permitido.
Gracias a la Agencia Nacional de Frecuencias de Francia, se supo que al menos 141 dispositivos de Apple emitían ondas de radiofrecuencias por encima de los niveles que permite la regulación de la Unión Europea. Esto ha causado que en Francia se pida el retiro de los teléfonos, mientras que otros países del continente analizan aplicar medidas similares.
Las 141 unidades de iPhone 12 señaladas emiten ondas de radiación electromagnética y es el único modelo de la marca que ha prendido alertas. Las advertencias obedecen más a medidas de prevención que a peligros reales para la salud, pero no por esto dejan de ser importantes.
¿A qué se refieren estas ondas? ¿Realmente son un peligro potencial?
Los iPhone 12 analizados superaron el límite permitido de absorción específica de energía (SAR), la medida utilizada para detectar los niveles de radiación de diferentes dispositivos como teléfonos. El SAR de dichos artículos era de 5.75 watts por kilogramo (w/Kg), mientras que las normas sólo permiten 4 w/Kg para exposición en las extremidades, y 2 w/Kg en la cabeza y el tronco del cuerpo.
Si bien el registro de la agencia francesa ya indica valores por encima de los permitidos, esto no es expresamente una señal de peligro, ya que se requieren cantidades 50 veces más grandes que las mínimas (de 2 y 4 w/Kg). Este aumento significa que los teléfonos están emitiendo más ondas electromagnéticas de las que sí llegan a ser perjudiciales en periodos de exposición largos.
La radiación se refiere a formas de energía que se transmiten por ondas o partículas. Algunas como los rayos X y los gamma, que se incluyen en las ondas ionizantes, son potencialmente peligrosos para los organismos biológicos, pero otras como las ondas de radio y las microondas no tienen la misma fuerza para penetrar en las células y el ADN, por lo que no representan un riesgo.
Propiamente hablando de las ondas de los dispositivos, estas son usadas para conectarse a las redes y se miden en hertz (Hz) y watts (W). Como se mencionó, en dosis pequeñas no tienen efectos adversos, pero en exposiciones prolongadas sí hacen daño a la salud de los usuarios.
Con el paso de los años, los dispositivos han aumentado las frecuencias que usan, ya que los de primera, segunda y tercera generación (3G) oscilaban entre 7 Hz y 2.7 Gigahertz (GHz), pero los más nuevos, los de 5G llegan hasta 80 GHz. Nuestro cuerpo absorbe esta radiación y, en lo inmediato, la única consecuencia es el calentamiento de la zona del cuerpo.
Se cree que llegan a causar cáncer del encéfalo, pero en realidad no tienen el impacto para descomponer el ADN o modificar las células; sin embargo, los estudios aún no demuestran resultados concluyentes. Según el Instituto Nacional de Cáncer, hay estudios de que sí podría haber una relación con tumores, malignos y benignos, en la cabeza o las extremidades.
Los iPhone hoy son la noticia, pero en realidad hay muchos más celulares y dispositivos que emiten niveles de radiación similar. De los registrados se sabe que los de la marca china Xiaomi y Huawei son los más vigilados, ya que el Xiaomi Mi A1 emite 1.75 w/Kg, mientras que en el Huawei Mate 9 se registraron 1.64 w/Kg.
Los módems de internet también son emisores de esta radiación, ya que arrojan frecuencias de 2.4 a 5 GHz, aunque solamente se registran .01 w/Kg. Otros que siempre se han comentado y se sabe que sí son difusores son los hornos de microondas, aunque su SAR apenas llega a los .1 w/Kg, por lo que no son causantes de cáncer ni afectan a la salud, siempre y cuando se usen como lo indican las instrucciones del fabricante.
Otros de los aparatos electrónicos de uso diario que emiten radiación son los monitores de las computadoras, ya que estos llegan a emitir ondas ionizantes y no ionizantes. En los menos dañinos se encuentran la luz ultravioleta y los rayos infrarrojos, mientras que los más dañinos llegan a ser los rayos X. Esto daña los ojos con irritación, ardor y dificultad del enfoque ocular.