Este lunes a las 11:00 horas, se llevará a cabo el “Primer Simulacro Estatal Puebla 2023“, un ejercicio que simulará un sismo de magnitud 7.1, ubicado a 13 kilómetros al suroeste de Pinotepa Nacional, Oaxaca, con una profundidad de 12 kilómetros y a una distancia de 306.16 kilómetros del epicentro en la capital poblana. Ya hemos visto los estragos de un fenómeno de esta magnitud, y aunque solo sea un simulacro, la preocupación de algunos poblanos es latente, pues ya hay quienes dice que “invocamos” a los sismos; una especie de histeria colectiva.
Consultamos a algunos poblanos sobre estas prácticas y su relación con la ley de atracción encontrando un escenario contrastante, donde por un lado las generaciones más jóvenes ven necesario el abogar por una cultura de prevención, mientras que otros aluden al avance en materia de investigación donde las coincidencias han sido la causa del miedo.
Entre los encuestados permanece el escepticismo por creer que somos parte de una atracción hacía estos fenómenos naturales, aquellos menores de 30 años ven como algo normal el aumento de sismos debido a nuestra posición en las placas tectónicas.
Y con este escenario, también ven una oportunidad para mejorar la capacidad de respuesta e ir asociando a la población con la idea de estar en una zona de actividad geosismica, pues basta con mirar a nuestro alrededor y saber que estamos entre volcanes.
“No es como una costumbre, es el ciclo de la tierra que año con año va sucediendo, como una estación del año”, “No creo que tiemble, ha sido mucha coincidencia”, “Es un peligro latente pero las medidas de prevención deben ser constantes por vivir en una zona de riesgo”, fueron algunos de los comentarios recibidos.
De esta forma, los simulacros se reciben con buena cara, aunque se llega a cuestionar el trabajo en materia de coordinación entre instituciones públicas y privadas, pues muchas veces no se cuenta con recursos necesarios para solventar brigadas.
Por otro lado, algunos poblanos hacen un llamado a las autoridades para buscar garantizar el bienestar tras algún tipo de desastre, ya no solo en materia de prevención. Uno de los entrevistados remarca la existencia de un fondo federal que debe ser usado para fenómenos naturales.
De esta forma, resalta la petición para políticas públicas que busquen dar una solución integral ante este tipo de acontecimientos donde destacan apartados como la arquitectura que pueden abandonar a la reducción de daños y pérdida de vidas, así como la difusión de refugios y zonas seguras para poblaciones vulnerables.
Dada la alta sismicidad de la región de Puebla, se cuenta con 4,000 alarmas sísmicas, de las cuales 2,384 ya se han instalado en lugares estratégicos del estado como escuelas, presidencias municipales y edificios públicos, convirtiendo al estado en el primero en contar con este nivel de equipamiento.