La Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), una de las instituciones privadas más costosas de la entidad, fue exhibida por un grupo de estudiantes que consideran que la administración no está haciendo lo suficiente para garantizar su seguridad, tanto dentro como fuera de la escuela.
Fue apenas ayer cuando un grupo de estudiantes decidió alzar la voz en contra de la institución por ser incapaz de garantizar la seguridad dentro del plantel, pues han ocurrido robos por parte de personas que burlan a la seguridad privada.
Pero más allá de si los asaltos ocurren adentro o afuera de la institución, los estudiantes criticaron que la vigilancia sea omisa o insuficiente, tomando en cuenta las altas colegiaturas que deben de cubrir y en las cuales tiene que estar prevista la seguridad.
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Fue hasta la manifestación de ayer que la UPAEP se pronunció respecto a las quejas que desde días atrás venían haciendo varios alumnos a través de redes sociales, los cuales señalaban que constantemente eran víctimas de asaltos.
Mediante la presión generada por la manifestación, la institución encabezada por Emilio Baños Ardavín finalmente se posicionó al respecto y aceptó reunirse con una comisión representativa de estudiantes, así como de autoridades municipales.
Esta postura de la UPAEP fue vista por algunos alumnos como una reacción mediática, la cual ya se ha visto previamente en otros casos donde la violencia y la inseguridad ha terminado por afectar a algún integrante de esta comunidad universitaria.
Por ejemplo, en febrero de 2020 la UPAEP se convirtió en el epicentro del movimiento estudiantil más importante que se haya registrado en los últimos años en Puebla, luego del asesinato de dos estudiantes de intercambio que acudieron al Carnaval de Huejotzingo.
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Aunque los hechos no ocurrieron propiamente en la institución ni cerca de ella, el caso sirvió para destapar la inconformidad de los estudiantes por la falta de garantías de seguridad que les ofrecen sus instituciones educativas, tal fue el caso de la UPAEP.
El movimiento estudiantil que se generó en esta institución prendió varias alarmas hasta que finalmente el covid-19 terminó por extinguirlas, y no por la acción de las autoridades universitarias.
Sin acciones contundentes
Las quejas por parte de la comunidad universitaria se centraron en que la colegiatura que pagan debe de ser suficiente para garantizar una seguridad dentro y fuera del campus, la cual sea efectiva y no solamente un compromiso en papel.
Esto en referencia al protocolo para la atención en caso de robo o asalto que se encuentra vigente por parte de la UPAEP y en el cual se señala una serie de medidas que se deben de seguir en caso de ser víctimas de la delincuencia.
Este protocolo cuenta con una serie de recomendaciones para evitar ser víctima de algún delito, así como el procedimiento que se debe de seguir para interponer la denuncia correspondiente.
El documento también muestra el papel que debe de tener la seguridad interna del campus para atender los casos de inseguridad como pueden ser los asaltos o robos.
Una de las quejas por parte de los estudiantes que organizaron el plantón de ayer fue justamente que la seguridad privada no atiende a cabalidad el protocolo publicado por la institución, por lo que finalmente se puede decir que no cumple con su objetivo.
Los casos de delincuencia, los estudiantes también manifestaron durante el plantón de ayer que muchas veces son víctimas de la delincuencia cuando salen del campus y caminan por alguna de las calles del Barrio de Santiago.
Pero también lo cierto es que pocos de estos casos son denunciados formalmente, lo cual impide a las autoridades, tanto civiles como estudiantiles, responder de forma inmediata sobre estos hechos.
Por ejemplo, el pasado 20 de agosto se difundió en redes sociales un video donde personal de seguridad privada de la UPAEP sometió a un ladrón y recuperó un teléfono celular robado a un estudiante de esta institución.
Por lo que hace a la responsabilidad de la seguridad interna del campus, también han existido casos que no se exhiben y permiten la especulación en torno a la supuesta omisión o complicidad que tienen algunos guardias con los delincuentes, según acusaron los estudiantes del plantón.
El ejemplo más claro ocurrió el pasado 9 de junio, cuando una estudiante publicó una serie de videos que muestran cómo un hombre completamente ajeno a la institución, logró evadir el filtro de seguridad en uno de los accesos e irrumpió en el campus.
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El video muestra cómo el sujeto evade al guardia de seguridad, brinca el torniquete mientras entra sigilosamente a la institución hasta llegar a los campos deportivos, donde logró apoderarse de varios equipos de telefonía móvil de estudiantes que estaban jugando futbol.
Otro ejemplo fue el ocurrido a principios de agosto, cuando un hombre robó una bicicleta de uno de los estacionamientos destinados a estos vehículos y que está en las inmediaciones del campus central.
Es por ello que uno de los acuerdos solicitados por los estudiantes inconformes fue justamente el revisar el funcionamiento y la efectividad que tiene la seguridad interna para cumplir con las necesidades de los universitarios.
