Durante los seis años del mandato de Enrique Peña Nieto, muchos de los reclamos de la sociedad fueron los lujos y excesos que caracterizaban a la familia del entonces presidente. Aunque hoy Andrés Manuel López Obrador trata de predicar la llamada "austeridad republicana", la realidad es que sus hijos recurren a las mismas prácticas, con el distintivo de que a ellos se les “justifica”.
El pasado fin de semana, luego de que el presidente rindiera su quinto informe de labores, José Ramón López Beltrán, el hijo mayor, fue noticia por la fastuosa fiesta de XVII años que organizó para la hija de su esposa, Carolyn Adams. Aunque la pareja asegura que no utilizaron recursos públicos, dejó ver que no siguen el mismo estilo de vida que un día la sociedad criticó a la familia Peña.
Uno de los casos más escandalosos durante el sexenio del priísta fue la "Casa Blanca", una propiedad oculta con valor de 86 millones de pesos a nombre de Angélica Rivera. Ahora que sale a relucir la ostentosa celebración de la hijastra de José Ramón López Beltrán, empezaron los comparativos entre ambos episodios.
Respecto a la mencionada fiesta, se sabe que fue una con múltiples lujos, pues se hizo en una de las zonas más lujosas de Culiacán, Sinaloa. La celebración fue en la Casona Centenario, dentro del Desarrollo Urbano Tres Ríos, uno muy exclusivo del estado, aunque no fue lo único, ya que también hubo diseños especiales.
Las fotos del evento se dieron a conocer en la cuenta de Instagram del diseñador mexicano Will Medina, quien fue el encargado de hacer el vestido dorado que lució la hijastra de López Beltrán. Por si fuera poco, la fiesta fue amenizada por un grupo llamado “Los Nuevos Rebeldes”, famosos por cantar narcocorridos que hacen alusión al cártel de Sinaloa y al “Chapo” Guzmán.
También se dio un espectáculo circense con acróbatas y pista de baile, decoración, en todas las áreas del salón, sumado a otras presentaciones de música con bandas de K-Pop y rock. Carolyn Adams, la esposa de José Ramón, dijo que dicha fiesta no se hizo con dinero del gobierno, sino con recursos de ella, del padre biológico y del hijo del presidente.
En contraste, el caso de Angélica Rivera y la Casa Blanca se dio en medio de un posible conflicto de interés. El equipo de Carmen Aristegui fue el encargado de sacar a la luz el escándalo en el que se anunció que la propiedad se la dio Grupo Higa, empresa que ganó licitación del tren México-Querétaro y se llevó más contratos en el Estado de México.
Al igual que con la fiesta, la casa se ventiló en un reportaje que le hicieron a la familia en la revista “¡Hola!”, donde declararon que el inmueble sí era de su propiedad. Estaba a nombre de la empresa mediante una de sus filiales, Ingeniería Inmobiliaria del Centro, que se la dieron a los Peña en Lomas de Chapultepec, una de las zonas de más valor en el país.
Tenía elevador, jacuzzi, piscina, estacionamiento subterráneo, jardín techado con sala y comedor, pisos de mármol y sistema de luces para ambientar el espacio a gusto personal. El escándalo marcó el sexenio de Peña Nieto y en 2017 vendieron la propiedad para disipar las dudas de su posesión.
Por otra parte, han sido varios los casos en los que José Ramón López Beltrán se comporta de la misma manera que la familia del expresidente. Angélica Rivera y sus hijas fueron criticadas con severidad y, más allá de que fueran juicios justificados, en muchos casos se les refirió de manera despectiva sin importar que en ese momento fueran menores de edad.
Pese a los casos de corrupción o conflicto de interés que supuestamente se han perpetrado por los hijos del actual mandatario, hay quienes se empeñan en defenderlos o minimizar los escándalos. Esto se debe a que el presidente, contrario a lo que dijo en campaña, sobre investigar a sus familiares si lo ameritaban, se ha dedicado a atacar desde la mañanera a los periodistas que sacan a la luz los casos.
A esto se suma que, en cada ocasión que se presta, en la sección “Quién es quién en las mentiras” se trata de “desmentir” las versiones de que el hijo del presidente comete errores, por lo que inexplicablemente hay quienes terminan justificándolo.