Hablar de Puebla significa conversar de su riqueza cultural, entre la cual destaca la Biblioteca Palafoxiana y su fundador, quien hace 377 años construyó el que ahora es considerado el acervo literario más importante del continente americano.
Es justamente su fundador, Juan de Palafox y Mendoza, quien también se ganó un lugar importante en la historia de Puebla por su participación en hechos trascendentales de la entonces Nueva España.
Juan de Palafox y Mendoza nació en Navarra, España, el 24 de junio de 1600, para después convertirse en sacerdote y recibir la ordenación en 1629.
La iglesia española lo consagró como obispo y el 22 de julio de 1640 tomó posesión de la diócesis de Puebla de Los Ángeles como visitador, virrey, capitán general y arzobispo.
Aunque tenía una encomienda claramente política, esto no lo alejó de su actividad pastoral y fue parte importante en la historia de Puebla, ya que retomó las obras de la catedral y se encargó de su consagración el 18 de abril de 1649.
El legado de Juan de Palafox para Puebla no solamente está en la catedral, sino también en la Biblioteca Palafoxiana, la cual fundó el 5 de septiembre de 1646.
Esta biblioteca inició con un acervo de 5,000 volúmenes donados directamente por Juan de Palafox a los colegios tridentinos para su formación.
Históricamente, se le conoce como la primera biblioteca pública del continente americano; esta es una de las primeras características que la hacen sumamente importante, no solo para Puebla sino para la historia de América.
La Biblioteca Palafoxiana recibió varias modificaciones como la del año 1773 por parte del obispo Francisco Fabián, quien se encargó de construir los dos primeros niveles de estanterías en una preciosa madera de cedro.
La biblioteca estuvo abierta por muchos años al público y fue hasta 1981 cuando finalmente se convirtió en un museo; en 2005, la UNESCO declaró este lugar como Memoria del Mundo.
Esta denominación se le dio a la Biblioteca Palafoxiana debido a que es el único espacio que contiene un acervo tan rico y antiguo en todo el continente; está conformado por 45,000 volúmenes.
Entre sus tesoros más entrañables están nueve incunables, que es como se le denomina a los libros impresos durante el siglo XV cuando comenzaba la imprenta.
El libro más antiguo en la Biblioteca Palafoxiana data del año de 1475 y además cuenta con 5,348 manuscritos y cerca de 1,500 grabados.
Aunque se trata de un espacio parcialmente abierto al público para su apreciación, hay ciertos títulos que deben de ser manejados por especialistas debido a la antigüedad de sus materiales que los vuelven piezas de incalculable valor.