En mayo del año pasado, el gobierno de México publicó un decreto en materia de salud que resultó muy controversial, pues se restringió la comercialización y circulación de los famosos vapeadores. Por un lado, se vio como una decisión acertada por privilegiar la salud, pero otro sector rechazó la restricción, por lo que ha surgido una nueva tendencia en consumo de sustancias.
A raíz de que dejaron de circular los vapeadores hubo quien los comercializó de manera ilegal, pero recientemente surgió una nueva forma de consumir tabaco, los llamados Productos de Tabaco Calentado, también conocidos como PTC. Estos han prendido las alarmas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) porque no sólo implica la nicotina, sino otro tipo de sustancias dañinas.
De la misma forma que sucedió con los vapeadores, se anuncian como una alternativa menos dañina que los cigarros convencionales. Fue en 2019 cuando se legalizaron en Estados Unidos por tratarse de un calentador y no un quemador, algo que supuestamente los hacía menos dañinos, aunque los especialistas señalan que no es del todo cierto.
En contraste a los cigarros electrónicos o Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN), el PTC calienta el tabaco para que este desprenda la nicotina, mientras que los otros calientan directamente un líquido de nicotina. Los calentadores usan pilas y líquidos, aunque estos son distintos, y los llevan a temperaturas menores a los del cigarro, lo que los vaporiza.
Además de la nicotina, los PTC también liberan aerosoles que pueden contener sustancias que ni siquiera están presentes en los cigarros o vapeadores. Se ha informado que en estos nuevos productos también se detectaron sustancias como el monóxido de carbono, acetona, amoníaco y benceno, además de aditivos y los saborizantes que hacen a los calentadores más llamativos.
Por si fuera poco, los niveles de nicotinason más elevados que los del tabaco convencional, por lo que están lejos de ser productos inofensivos. Otra forma en la que resultan dañinos es que con los PTC también se emiten humos que provocan el efecto de “segunda mano”, es decir, que las personas alrededor también son afectadas por el humo.
Estos fueron aprobados porque las industrias tabacaleras y la marca IQOS, que comercializan los calentadores, no informaron totalmente qué sustancias y componentes hay en los PTC. La mayoría de estos productos no son recomendados para consumo debido al daño que provocan en el organismo.
A mediano y largo plazo el monóxido de carbono causa dolores de cabeza, mareos, debilidad y vómitos, pero si se consume en grandes cantidades también provoca desmayos. Por otro lado, la acetona llega a causar sensación de ebriedad, baja en la presión arterial y sabor dulce en la boca.
El benceno no está exento de riesgos, ya que al inhalarlo suelen darse mareos, somnolencia y pérdida del conocimiento, mientras que hacerlo de manera prolongada tiene efectos en la médula de los huesos. En cambio, el amoníaco es causa de irritaciones en la piel, ojos y los pulmones, incluso si es en pequeñas proporciones.
Sin embargo, uno de los peligros más grandes es que, contrario a la forma en que ofertan, como una forma de dejar de fumar, los PTC al igual que los vapeadores se convierten en actividades cotidianas que hacen a las personas fumadoras permanentes. Además de esto, no cumplen con la premisa de hacer que la gente se aleje de los cigarros normales, pues la adicción termina orillando al tabaco convencional.
La adicción a los calentadores se recrudece con la forma tan atractiva en que se comercializan con varios sabores como los mentolados. Con esto se disminuyen, en apariencia, las quemaduras del humo que sí causa el cigarro, haciendo que sea más fácil fumar y, de cierto modo, también más placentero, especialmente para los más jóvenes.