Un estudio publicado en la revista International Journal of Molecular Sciences demostró que la exposición a microplásticos puede provocar cambios de comportamiento, especialmente en personas mayores.
Los investigadores de la Universidad de Rhode Island estudiaron los efectos neuroconductuales y la respuesta inflamatoria a la exposición a microplásticos. Los resultados mostraron que estos se acumulan en todos los órganos, incluido el cerebro, y pueden provocar síntomas similares a los de la demencia.
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Los roedores que fueron usados para el estudio fueron expuestos a distintos niveles de microplásticos a través de su consumo de agua durante el transcurso de tres semanas. Una vez pasado este tiempo, los roedores comenzaron a moverse y comportarse de manera peculiar, muy parecido a los síntomas de demencia en los humanos. Sin embargo, fue notable que los más afectados eran los animales más viejos.
"La detección de microplásticos en tejidos como el corazón y los pulmones sugiere que los microplásticos van más allá del sistema digestivo y probablemente pasan por circulación sistémica", dijo Jaime Ross, líder de la investigación. "Se supone que la barrera hematoencefálica es muy difícil de atravesar. Es un mecanismo de protección contra virus y bacterias, pero estas partículas lograron entrar allí. En realidad, han penetrado en lo profundo del tejido cerebral".
Los investigadores creen que estos hallazgos son motivo de preocupación, pues sugieren que la exposición a microplásticos tiene un impacto negativo en el cerebro humano. Su equipo seguirá estudiando cómo la exposición a los microplásticos puede provocar trastornos y enfermedades neurológicas como el Alzheimer.
